El cardenal George Pell, extesorero del Vaticano, fue puesto en libertad ayer después de que la máxima instancia judicial de Australia anulara su condena a seis años de prisión por abusos sexuales cometidos contra dos menores en los años 90.

En un fallo que no puede ser recurrido, el pleno de los magistrados del Tribunal Superior de Australia consideró que existió "una posibilidad significativa de que una persona inocente haya sido condenada porque las pruebas no establecieron la culpabilidad con el nivel de prueba requerido".

El caso por pederastia contra el exministro de Finanzas del Vaticano, puesto considerado como el número 3 de la Santa Sede, y nombrado por el Papa Francisco quien siempre creyó en su inocencia, se basó en el testimonio de una de las dos víctimas, quien le denunció en 2014 después de que la otra supuesta víctima de abusos muriera de una sobredosis.

El cardenal, de 78 años, salió poco después del mediodía de la prisión de Barwon, a unos 68 kilómetros al sur de la ciudad de Melbourne, aunque se desconoce por el momento su destino.

Mientras, pocas horas después de conocerse la absolución, Francisco rezó en su misa matinal en Santa Marta "por aquellos que cumplen sentencias injustas".

En la misa, que actualmente se ofrece en abierto por los medios vaticanos ya que no asisten fieles por el coronavirus, explicó que "en estos días de Cuaresma hemos visto la persecución que sufrió Jesús y cómo los doctores de la ley se ensañaron contra él: fue juzgado con dureza, con saña, siendo inocente".

A diferencia de otros momentos del proceso por pederastia contra la máxima jerarquía católica de Australia, no habrá expresiones multitudinarias ni a favor ni en contra de Pell debido a la crisis del coronavirus.

La abogada Lisa Flynn, quien representa al padre del protagonista fallecido en este caso, dijo que su cliente está furioso al ver "que el hombre que cree es responsable de abusar sexualmente de su hijo fuera condenado de forma unánime por un jurado para que después se revierta esa decisión y se le permita salir en libertad".

"Nuestro cliente tiene el corazón roto por la víctima superviviente que se jugó el cuello al presentarse para contar su historia pero que al final se vio defraudado por un proceso legal que le obligó a revivir su dolor y su trauma sin ningún beneficio", agregó la letrada de Shine Lawyers en un comunicado.

Inocente

Por su lado, Pell pidió que su absolución no añada más "dolor y amargura" a la que ya sienten las víctimas de abusos sexuales.

"He mantenido de forma consistente mi inocencia mientras sufrí una grave injusticia y esto ha sido resuelto por la decisión unánime del Tribunal Superior", dijo Pell en un comunicado en el que señaló que no le guarda rencor a la persona que lo demandó.

El exjefe de las Finanzas del Vaticano remarcó que su proceso se centró en los crímenes que le atribuyeron y que no cometió, y no se trató de "un referendo sobre la Iglesia Católica ni cómo las autoridades eclesiásticas en Australia abordaron los crímenes de pedofilia dentro de la Iglesia".

El equipo de abogados de Pell, liderado por Bret Walker, argumentó que la decisión de los jueces del Tribunal Superior del estado de Victoria, que ratificaron el pasado mes de agosto el fallo de un jurado popular, no iba más allá de toda duda razonable.

Según la defensa, los dos jueces que ratificaron la condena (mientras otro optó por revertirla) cometieron un error al requerir que Pell demostrara su inocencia frente a los delitos que se le atribuyen.