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Mujeres que rompen estereotipos

Profesiones con marcado acento masculino se rinden al mérito y la capacidad de las pioneras

No querían ser las primeras, pero lo fueron y no solo por vocación. Curiosidad, oportunidad o la búsqueda de un puesto de trabajo hacen que las mujeres estén presentes en casi todos los ámbitos del mundo profesional. Las que abrieron y abren camino han tenido que luchar por conseguir hacerse un hueco en mundos "de hombres". Profesiones con marcado acento masculino se rinden hoy al mérito y capacidad de las pioneras. Algunas pueden echar la mirada hacia atrás y ver cuanto se ha avanzado, pero otras en cambio inician ahora esta andadura abriendo nuevas brechas laborales.

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El último gran paso ha sido en RENFE, donde desde hace algo más de dos años hay ya conductoras en trenes de pasajeros y mercancías. Es el caso de Emma Roca, ingeniera industrial y maquinista de trenes de media distancia. La compañía ferroviaria está en pleno proceso de adaptación de sus infraestructuras ante el nuevo reto de incluir mujeres en actividades hasta ahora vedadas por cuestión de género.

La cineasta redondelana Diana Toucedo pelea día a día para seguir su vocación, aunque ello le haya llevado a retrasar tener hijos de momento, mientras que la coruñesa Sonia Cabado, la primera jefa de máquinas de la escuela de Marina Mercante de Galicia, que se licenció en 2007, ha dejado de navegar en petroleros para conciliar su vida familiar, pero sigue "enganchada" al mar y a los barcos en la empresa de mantenimiento de las patrulleras de la Guardia Civil. Elena Casal es árbitro de fútbol y se encuentra ahora en la elite del arbitraje femenino que compagina con el masculino. Empezó con 15 años y asegura que los aficionados han cambiado. Los insultos, matiza, ya no son machistas.

Un largo recorrido profesional lleva también Mamen Silva, especialista en chapa y pintura del automóvil. No tenía vocación pero probó, le gustó y sigue en ello. Algún cliente aún se sorprende al verla con la funda de trabajo y la pistola de pintura en la mano.

Conchi Cousiño es desde hace quince años sepulturera en el cementerio de Pereiró, en Vigo. Cuando nació su hija, hace siete años, tuvo que pedir reducción de jornada y también de sueldo, claro. Cree que ahora sería distinto porque se ha avanzado en el tema de la conciliación.

Todas ellas hacen balance para FARO DE VIGO de sus vivencias e inciden en que aunque se ha avanzado mucho, en cuestión de igualdad todavía queda mucho camino que recorrer. Dejar de ser noticia como la "primera mujer que..." y que la cúspide del poder y la gestión empresarial no solo sea para los hombres, como ocurre en casi todas las profesiones, son dos nuevos retos a batir.

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