Conchi Cousiño tiene 50 años y es la única sepulturera de Vigo. Comenzó en 2005, aunque lleva un tiempo como liberada sindical. "Si ellos pueden, yo también", se dijo cuando se presentó a la plaza municipal: "Era lo único a lo que tenía opción, tenía 36 años y llevaba años saltando de un trabajo a otro, quería estabilidad".

Conchi ve su labor como cualquier otro trabajo: "Cuando alguien me dice: 'no se cómo eres capaz', replico que porque pagan a final de mes ".

"El mayor problema radica en que la muerte es algo tabú. Pero si digo que soy arqueóloga suena mejor y, en el fondo, es lo mismo, trabajo levantado huesos. Para mí es más duro ser policía o médico, llegar los primeros a los accidentes. Atender a víctimas agonizando", resume.