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José Antonio Flórez: "Un lenguaje pobre nos pone en la antesala de la demencia"

El catedrático defiende que el humor es un medicamento "tremendamente potente"

José Antonio Flórez (d) fue presentado ayer por Carlos Fernández. // José Lores

"La pobreza de lenguaje nos pone en la antesala de la demencia neurológica". El catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo, José Antonio Flórez, se mostró así de rotundo ayer en Club FARO donde impartió su conferencia "Mente feliz. Claves terapéuticas para vivir más y mejor".

Presentado por Carlos Fernández -presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Pontevedra-, Flórez indicó que "el lenguaje es vital y lo debemos cuidar". Reconoció, sin embargo, las dificultades que se presentan con un entorno -la calle, por ejemplo- donde se oyen insultos o palabras muy negativas que tienen "impacto" en nuestro sistema endocrino. "No es una cuestión baladí", alertó.

Por ello, como terapia, propuso cuidar el lenguaje, utilizar palabras "amables". De esta manera, se contribuirá a una mayor y mejor "higiene cerebral". A su juicio, el utilizar unos vocabularios más cuidados, mejora la salud, al tiempo que urgió a fomentar el aprendizaje y la curiosidad.

"Si se pierde la curiosidad, se entra en la línea del envejecimiento", indicó para inmediatamente después señalar que "saber relativizar es importante". Esto último lo conectó con "crear espacios de paz en ambientes familiares y laborales".

Para él, "el humor es un medicamento tremendamente potente que no se vende en la farmacia" ya que nos sirve "para frenar acciones negativas en el cerebro como la depresión". Por eso, el papel del humor es tan importante para la longevidad.

José Antonio Flórez navegó con los asistentes al Club FARO por el fondo de la mente señalando que en ese lugar se encuentra "la ilusión de ser felices". Para conseguirlo, debemos adquirir un "compromiso" tácito que busque como fin buscar el estado de plenitud y lograr sentirse amado.

No obstante, hay una amenaza que puede elevar un obstáculo monumental para lograr el ser felices. Esa barricada lleva el nombre de egocentrismo que "nos está contaminando", apuntó el conferenciante, que salpicó su intervención con notas curiosas y graciosas, haciendo la sesión muy amena para los asistentes.

El profesor universitario recalcó que "la felicidad consiste en vivir cada instante" y dejar de pensar tanto en el mañana y el día después, ya que si nos focalizamos en esto, dejamos que pase el instante y no lo aprovechamos.

"Los que se sienten felices -añadió- llevan el mejor complejo vitamínico. Cada uno de nosotros tenemos motivos para ser felices". Claro que por si aún había dudas esclareció que "para ser feliz, ya tienes la vida".

Sin embargo, nos recomendó "ser conscientes del mejor regalo" que se tiene: la propia vida.

Así, se podría conseguir ser arquitectos de nuestros cerebros. Para que el público lo entendiese mejor, indicó que tener un cerebro feliz puede reducir hasta el 48% de del riesgo de infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

En este sentido, "los buenos recuerdos son chutes de energía" que se convierten en medicinas del propio cerebro para "disipar elmiedo, el cansancio y la deseperanza".

Es así como el cerebro se inunda de dopamina. "Sucede lo mismo cuando comemos una comida rica" o tenemos una experiencia muy gratificante, añadió.

Frente a esta energía positiva, surge la negatividad. El conferenciante alertó sobre la misma al señalar que "es una de las razones que más debilita el sistema inmunológico". Como consejo, apuntó que "tenemos que ir en la dirección de la generación de pensamientos positivos".

Claro que, en ese camino, siempre pueden surgir "problemas" entre los que citó la superficialidad, la rutina, la insatisfacción crónica, el narcisismo, la mediocridad o el perfeccionismo además de las adicciones.

Sobre la insatisfacción crónica, apuntó que "eso invade toda tu vida y el cerebro responde con hormonas del estrés que debilitan tu sistema inmunológico". En cuanto al narcisismo, agregó que una persona "centrada en sus pensamientos" tampoco contribuye a lograr la felicidad. Para él, se deben primar los valores, lejos del hedonismo, el consumismo y la permisividad.

A su juicio, el perfeccionismo tampoco ayuda, como tampoco lo hace la adicción al móvil ya que al estar constantemente mirando a los dispositivos con pantalla hace que nos tengamos que mantener en alerta lo que fatiga a nuestro cerebro. Por último, recalcó que "la mente tiende a crear problemas donde no existen", por lo que invitó a buscar la paz.

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