Ve nuestra inteligencia como una autocreación evolutiva; es decir, la inteligencia humana se crea a sí misma. El filósofo, escritor, pedagogo y experto en inteligencia José Antonio Marina sigue en activo a sus 80 años y analiza en su nuevo libro, "Historia visual de la inteligencia" (Conecta), cómo ha progresado nuestra mente y cómo lo hará con la inteligencia artificial y la ingeniería genética. Marina, que lleva toda una vida dedicado al noble arte de la reflexión, es una de las mentes más preclaras de la educación en España. ¿Qué pensaría de la humanidad un extraterrestre que llegara hoy a nuestro planeta? Algo así se plantea en ese ensayo, que glosará en Vigo el próximo viernes día 13 de diciembre en el Club FARO.
- Ante todo, enhorabuena por la técnica de relato: cuenta a modo de bitácora para un ser de otro mundo los orígenes de la inteligencia humana desde la antigüedad hasta la inteligencia artificial.
-Creo que es importante que conozcamos nuestra historia. Todos recibimos al nacer una doble herencia: biológica y cultural. Ambas actúan en nosotros sin que lo que sepamos, y nos interesa conocer como lo hacen. La herencia genética ya la hemos descifrado, y ahora necesitamos hacer lo mismo con nuestra herencia cultural. Parte de ella está codificada en nuestro cerebro. Parte lo está en nuestro ambiente cultural, nuestra lengua, nuestras creencias, nuestras instituciones. Ahora se habla mucho de que dentro de treinta años habrá aparecido la 'Singularidad', una nueva especie humana. Del "transhumanismo" pasaremos a la "poshumanidad". El cambio va a hacerlo la tecnología. Antes de que suceda debemos reflexionar sobre qué somos, cómo hemos llegado hasta aquí, lo que debemos conservar y lo que no importa que cambiemos. De todas estas cosas trata "Historia visual de la inteligencia", que es la crónica de la evolución humana.
- ¿Los avances tecnológicos de hoy equivalen a las desigualdades de mañana?
-Eso es lo que tememos. Se prevé la aparición de la 'Singularidad', la nueva especie, gracias a la convergencia de cuatro tecnologías de vanguardia: ingeniería genética, nanotecnología, neurociencia e inteligencia artificial. Pero son tecnologías caras a la que solo tendrá acceso quien pueda financiárselo. Si las personas con dinero van a poder acceder a la 'superinteligencia', las desigualdades aumentarán.
- Habla del 'bucle prodigioso' entre inteligencia y cultura. Los últimos datos del Ministerio apuntan a la caída de la inversión en cultura en los hogares españoles. ¿Por qué cree que es lo primero en lo que se recorta cuando hay una alerta o situación de precrisis?
-En situación de emergencia, lo urgente prevalece sobre lo importante. Lo mismo piensan, por desgracia, los gobiernos. En las encuestas que hace el CIS nunca aparece la educación entre las preocupaciones de los españoles, por lo que es normal que los gobiernos descuiden este importante tema. Gracias a internet todos los ciudadanos pueden acceder a "bienes culturales" de manera gratuita o casi gratuita. Lo que tenemos que pensar es ¿quién paga eso? Casi siempre los servicios son gratuitos, pero a cambio damos gratuitamente nuestros datos, que son la base del negocio de las compañías digitales. En este momento debemos invertir en cultura no para tener acceso a ella, sino para financiar una cultura independiente del estado y de las grandes empresas informáticas.
- Se ha dicho tradicionalmente que una imagen vale más que mil palabras. Usted alega que "la palabra analiza, el dibujo concentra". ¿Cree que sigue siendo más efectivo el aprendizaje pictográfico?
-No. El aprendizaje fundamental es conceptual, lingüístico. Sin embargo, el dibujo, el visual thinking, tiene unas propiedades que podemos aprovechar pedagógicamente. Mantiene mucha información en la memoria y permite organizarla de una manera eficiente.
- En Silicon Valley proliferan los colegios sin tabletas ni ordenadores y las niñeras tienen el móvil prohibido por contrato. Allí donde se educan los hijos de los grandes ejecutivos de Google, Amazon y Facebook. Este dato invita, cuanto menos, a la reflexión.
-Las nuevas tecnologías han venido para quedarse. Sin embargo, como ha señalado la OCDE, hasta el momento no han cumplido nuestras expectativas educativas. Creo que la razón está en que las utilizamos como forma de obtener información, cuando lo importante es comprenderla y saber qué hacer con ella. Las tecnologías digitales nos ofrecen unas posibilidades formidables, pero tenemos que saber utilizarlas. No debemos olvidar que "un burro conectado a internet sigue siendo un burro". En cambio, una persona sabia puede ampliar espléndidamente su inteligencia. El modo de conseguirlo es el objetivo del "Proyecto Centauro" en el que trabajo. ¿Cómo debemos formar la inteligencia individual para que pueda aprovechar las posibilidades de la inteligencia artificial? De esto trata también la "Historia visual de la Inteligencia". Para vivir adecuadamente en una "realidad aumentada", debemos conseguir una "inteligencia aumentada".
- En Vigo, en su última conferencia, advirtió del riesgo de delegar en la inteligencia artificial el procesamiento de cada vez más datos.
-Las cosas han ido muy rápidas. Ahora el tema en el candelero es quién va a tomar decisiones. Los sistemas de inteligencia artificial hacen cosas que hace pocos años nos parecían imposibles.
- Opina que Google quiere ser "la gran educadora", el tercer hemisferio cerebral de las personas. ¿Qué peligros cree que comporta para el pensamiento humano?
-Corremos el riesgo de que nos apoyemos tanto en las máquinas que ya no sepamos pensar solos, y que olvidemos que los ordenadores manejan con inimitable eficiencia la información, pero no tienen capacidad de comprender o manejar los valores, las emociones, los motivos de nuestra acción, de nuestra permanente búsqueda de la felicidad.
- ¿En quién pensaba cuando creó a Usbek, el extraterrestre que guía el hilo conductor de su libro?
-Es un recurso metodológico y narrativo. Metodológico porque aprovecho lo que nos están diciendo los científicos acerca de mundo futuro a corto plazo y me permite observar lo que está sucediendo con cierto distanciamiento. Narrativamente, me permite contar el argumento con más agilidad e interés dramático. Es una figura, además, que guarda una sorpresa al final del libro.
