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Enrique Dans: "La tecnología nos obliga a regular la sociedad de otra forma"

"La educación tiene que generar ciudadanos con capacidad de pensamiento crítico", afirmó el experto en informática

Enrique Dans y Leonor Parcero, antes de comenzar la conferencia. // José Lores

Las máquinas sustituirán al hombre en muchos trabajos. Y es más, lo harán de una forma más rápida y con menos errores. Otros, simplemente, desaparecerán. Esta es una de los efectos más inmediatos de la implantación de las nuevas tecnologías. Pero, ¿esto supone una amenaza? No necesariamente, según Enrique Dans, investigador y divulgador, y profesor de Innovación en la IE Business School, quien aseguró que ninguna tecnología es buena ni es mala.

"¿Las tecnologías nos van a dejar a todos sin trabajo? Si nos inquieta esto es porque medimos mal. La obsesión de cualquier político es el PIB. Pero, ¿realmente mide algo que sea importante medir? Hay muchísima dimensiones de nuestra vida que no están recogidas en el PIB. Otra obsesión de los políticos es crear puestos de trabajo. Pues crear puestos de trabajo en el futuro va a ser imposible porque cada vez habrá más máquinas que harán más cosas y mejor", afirmó el invitado del Club FARO, donde ayer presentó su segundo libro, "Viviendo en el futuro. Claves sobre cómo la tecnología está cambiando nuestro mundo" (Deusto), donde da algunas pautas para conocer el futuro del trabajo, del comercio, de las organizaciones, de las relaciones humanas, de la educación, de la privacidad y de otras cuestiones que van a cambiar radicalmente en los próximos años debido a la tecnología.

¿La respuesta a esta disyuntiva? Según el especialista, "inventarse otra forma de regular la sociedad" porque, añadió, la tecnología no puede "desinventarse". "No se puede crear y después hacerla desaparecer", dijo.

En este sentido, el ponente apuntó como una opción un concepto del que hoy se habla bastante: la renta básica incondicional. "Tanto en el lado neoliberal como el progresista hay voces que lo aplauden y lo desacreditan. Hay que despolitizar este término porque desde el punto de vista político no tiene interés. Pero si yo tengo una base mínima, puedo formarme si lo necesito, o tomarme un tiempo para cuidar de mi hijo o de mis padres, que me necesitan porque ese mínimo que es incondicional me garantiza que pueda hacer frente a lo mínimo para poder vivir. Y a partir de ahí, decido", explicó Dans, en el Auditorio Municipal do Areal de Vigo, en una charla-coloquio que estuvo dirigida por Leonor Parcero, presidenta de la Asociación Gallega de Comunicadores de Cultura Científica y Tecnológica.

En un futuro que, según Dans, ya está aquí, es importante dotar a los ciudadanos de las herramientas necesarias para manejarse con seguridad en internet y evitar riesgos. Y aquí la clave está en la educación.

"Todos los problemas se solucionan con educación. La educación tiene que generar ciudadanos con capacidad de pensamiento crítico, que sean capaces de enfrentarse a una noticia y ver si es cierta o es falsa", explicó.

En su opinión, es necesario que la metodología de enseñanza se adapte también a los cambios que han supuesto las tecnologías. En este sentido, aseguró que no es lógico que se siga enseñando con un metodología memorística cuando ahora el conocimiento es accesible y apostó por estrategias más orientadas a enseñar cómo acceder a toda la información disponible y aprender a valorarla, y a desarrollar el pensamiento crítico.

"Hay que educar de una manera distinta. La memoria no tiene mucha importancia ahora porque lo que queremos saber lo tenemos en un bolsillo", insistió. Sin embargo, reconoció que la educación es generacional, es decir, que los efectos de los cambios que se aplican se ven siempre a largo plazo.

Dans añadió que también es necesario que la sociedad tome consciencia del poder que realmente tiene para evitar que se produzcan abusos con la tecnología. "¿Qué debería pasar con una empresa que abusa de nuestra confianza? Que la echásemos del mercado no comprando sus productos. Y lo podríamos hacer, organizándonos como sociedad. El problema es que no somos conscientes de todo el poder que tenemos", aseveró.

En este sentido, reconoció que a él Facebook no le genera confianza, por lo que, aunque mantiene su perfil como canal de difusión de lo que escribe, no comparte datos personales en ella. No tiene, dijo, ni WhastApp ni Messenger. "Cuando una empresa pierde mi confianza, pierde mi nivel de uso. Esto exige que tú, como usuario, entiendas que puedes promover un castigo a esa empresa", reiteró.

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