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Joker, en el diván

El personaje de Joaquin Phoenix pone el acento sobre las enfermedades mentales -Su trastorno se da en la vida real

Joker, en el diván

Como todas las buenas películas, "Joker" da que pensar, y uno de los muchos debates que ha suscitado gira en torno a una pregunta: ¿Servirá la magistral interpretación de Joaquin Phoenix para que mucha más gente se conciencie sobre las enfermedades mentales o, por el contrario, contribuirá a la burla y a la estigmatización de las personas que las padecen, retratándolas como violentas? Trataremos de abordarla sin destripar -o como se dice ahora, sin spoilear- este drama que está arrasando en las taquillas de todo el mundo.

El thriller psicológico dirigido por Todd Phillips trata de explicar, por primera vez, cómo el enemigo de Batman se convirtió en villano. Hay quien ha visto en el guion, escrito por Todd Phillips y Scott Silver, una justificación e incluso una exaltación de la violencia, al poderse entender como una relación de causa-efecto el sufrimiento vivido por el personaje, Arthur Fleck (Phoenix), y la personalidad extramadamente violenta que desarrolla.

El propio Joaquin Phoenix ha rechazado que se glorifique la violencia: "De lo que realmente hablamos aquí es del trauma infantil -explicó en una entrevista a Efe-. Si no tenemos empatía por el trauma infantil y los efectos del trastorno por estrés postraumático, no sé qué dice eso de nosotros. Diría lo contrario: si no tienes empatía por alguien que ha experimentado un trauma infantil, eso sería un tipo de maldad".

De la misma opinión que el actor norteamericano es el psicólogo vigués Daniel Novoa. "No se trata de justificar, pero sí de comprender, y en eso nos falta mucho camino por recorrer", señala el especialista. "La ignorancia es muy atrevida y el miedo a lo desconocido y diferente, muy peligroso. Las personas diferentes pueden ser incómodas por ser menos predecibles, y hay una tendencia al desprecio o al aislamiento, aun cuando los síntomas no conllevan peligro. Ese tipo de actitudes dicen mucho como sociedad en relación a valores como la tolerancia y la solidaridad".

Risa involuntaria

La dificultad que tiene su entorno para comprender la enfermedad que padece agrava el aislamiento del Joker. Se trata de un personaje de ficción, pero los síntomas que muestra se dan en la realidad. El más llamativo es una risa involuntaria e incontrolable, que aparece en los momentos más inoportunos. "Se puede dar en la realidad, aunque es extremadamente poco común", apunta Novoa. "Inicialmente podemos identificar su reacción como una 'risa nerviosa exagerada'. Hay personas que ante la noticia de, por ejemplo, un fallecimiento, tienen una reacción de risa como forma de gestión de estrés, pero el tema del Joker va más allá y sus reacciones son mucho más exageradas y fuera de lugar", señala.

Algunos expertos han aludido al síndrome pseudobulbar (PBA en inglés) como detonante de esa risa. Novoa apunta a la epilepsia gelástica, que se caracteriza por episodios de risa incontrolada, como "la hipótesis más cercana" para el personaje de ficción. "Esta malformación del sistema nervioso central es muy poco común (0,2% del total de todos los tipos de crisis epilépticas) y prácticamente intratable a pesar de la medicación. Además, se asocia con trastornos de conducta y alteraciones del ánimo como la irritabilidad y la ira".

Lo que espera la sociedad

En una de las escenas de "Joker" se muestra una anotación del diario de Arthur Fleck que reza lo siguiente: "Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras". Para Daniel Novoa, esta frase da en el clavo al describir perfectamente la actitud de buena parte de nosotros. "Si como sociedad decidimos ponerle a una persona la etiqueta de 'no normal', debemos asumir que se la hemos puesto porque consideramos que no se va comportar de manera normal -argumenta-. Simplificando, se podría decir que, ya que los estigmatizamos, lo coherente sería ser comprensivos".

El psicólogo vigués espera que "Joker" sirva para concienciar, no para la burla y la estigmatización. "Quiero pensar que a las personas con cierta sensibilidad les va a ayudar a entender la complejidad de una enfermedad mental, ya que la película nos ayuda a ponernos en la piel del personaje, fomenta nuestra empatía hacia él".

El especialista se refiere a las difíciles circunstancias del Joker: "Una infancia traumática con figuras de referencia inestables, abusos, violencia... Además de un contexto presente desastroso". Todo ello, sumado, hace que "podamos llegar a entender el resultado".

Para Daniel Novoa, entender la raíz del comportamiento de Joker no es incompatible con que seamos conscientes de que está mal lo que hace. "No debemos olvidarlo: entender y justificar son dos conceptos relacionados pero diferentes", precisa.

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