Lo importante es que cada alumno y alumna desarrolle todo su potencial y para ello es necesaria la educación diferencial: un sistema que atienda a cada niño y niña, desde las dificultades de aprendizaje sin olvidarse de las altas capacidades. Y de ello hablará en el III Foro Educativo de FARO DE VIGO Javier Tourón, catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación.

- El talento perdido: ¿por qué los sistemas educativos ignoran su recurso más valioso?, se pregunta en el título de su ponencia para el III Foro de Educación de FARO.

-Sí, analizaremos la situación de los alumnos de altas capacidades en el sistema educativo y la problemática para su identificación. ¿Sabemos quiénes son? ¿No sabemos quiénes son? ¿Podríamos saberlo y no lo sabemos? ¿Y por qué no lo sabemos?

- Y sobre el papel fundamental de la escuela en la identificación de las altas capacidades...

-¿Está haciendo algo la escuela por ellos? De no ser así, ¿por qué no lo hace? ¿En qué dirección tendría que moverse el sistema educativo y qué implicaciones tiene para los maestros? Este es el gran enfoque, que tiene sus puntos de polémica. Yo lo llamo la realidad invisible porque el sistema educativo se obstina en ignorar a los niños y niñas y jóvenes más capaces, que tienen que navegar en un mundo que los ignora y que está desadaptado a sus necesidades educativas. Así de simple y así de complejo al mismo tiempo.

- ¿Está vinculado a la educación diferenciada: atender a las características y capacidades de cada alumno/a?

-Siempre son los mismos perros con distintos collares: les vamos poniendo nombres... Ahora hablamos de inclusión, diversidad... En realidad se trata de rescatar la pedagogía diferencial para la escuela: tenemos un sistema educativo que está indiferenciado.

- ¿A qué se refiere?

-Muy basado en el trabajo del profesor y menos en el trabajo del alumno. Además, está organizado en función de la edad y no de la competencia. ¿Todos los niños de la misma edad tienen las mismas necesidades educativas y un desarrollo personal similar? Todos sabemos que no.

- La convivencia de edades y niveles nos lleva, por ejemplo, al modelo de las escuelas unitarias...

-Yo mismo, cuando era niño, estudié en una unitaria, en Ribeira. El maestro a cada uno nos ponía unas tareas, unas actividades, en función del ritmo de aprendizaje... Ahora tenemos un sistema educativo como estabulado en cursos, con un currículo que se desarrolla con el mismo nivel de reto.

- En el marco de la educación diferenciada, ¿usted cree que se atiende más a los alumnos/as que tienen dificultades educativas que a los de altas capacidades?

-Sí, se atiende mucho más a la diversidad de los niños que tienen dificultad de aprendizaje porque se autoidentifican: por poner un ejemplo simple, si no saben leer se ve fácilmente. Pero a uno que con siete años se ha leído varios tomos de "El Señor de los Anillos" no puedes ponerlo con la ficha de 'Yo amo a mi mamá'. Necesita leer otras cosas. Se produce un desfase entre las necesidades educativas y las demandas cognitivas y de reto.

- ¿Se trata de trabajar las capacidades de cada alumno/a?

-La capacidad es la materia prima pero hay que convertirla en rendimiento, en competencia. En el campo que sea: el deportivo, el musical (ir al conservatorio si no llega con la clase de solfeo...), en el campo intelectual... Porque al final el talento es una consecuencia de la capacidad y del trabajo. Sin trabajo no hay talento.

- ¿El talento que no se trabaja se pierde?

-Es el lema de mi blog: "El talento que no se cultiva se pierde". Por ejemplo, si quieres hacer gimnasia rítmica o natación sincronizada, está muy ligado a la edad, a esos primeros años de desarrollo. En el tema intelectual, la falta de estímulo produce conductas desadaptativas, rechazo a la escuela... incluso somatizan el problema porque se sienten raros y distintos. Eso, afectivamente, les produce un impacto muy negativo. A veces son perezosos: si el profesor repite lo mismo pierden interés.

- ¿Qué otros riesgos implica ser los olvidados del sistema?

-Son el capital más importante de un país, posiblemente los que van a proponer y descubrir nuevas teorías. Pero hay que darles medios porque el conocimiento no baja como la lluvia, no es mágico. Es a base de esfuerzo y lucha. Estamos hablando de que el desarrollo de las personas tiene que ser óptimo: cada uno llegará a un nivel de rendimiento. No estamos buscando que a la gente le den el Premio Nobel. Es que cada uno desarrolle todo su potencial y que aporte lo máximo posible a la sociedad.

- ¿Cuánto importa la perseverancia en todo este proceso?

-El esfuerzo y la tenacidad son aliados esenciales de la capacidad para llegar a lo más alto pero sin una capacidad extraordinaria no habrá logros extraordinarios y una capacidad extraordinaria sin esfuerzo tampoco producirá nada relevante. Michael Jordan lo expresó así: "He errado más de 9.000 tiros y perdido por lo menos 300 partidos. Fallé el tiro final unas 26 veces. Fallé en mi carrera y en mi vida y por esto he tenido éxito". No hablamos de nada mágico, es como una planta, hay que regarla, ponerla en el contexto adecuado. Tiene particular relevancia en las personas con menos recursos. Por eso apelo a la sociedad civil porque son importantes las ayudas, las becas. La inversión en educación es muy barata: por poco que inviertas obtienes un gran resultado.