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Un desconocido triángulo de ases de la ciencia

Un ejemplar de "Micrographia" del vigués Tomás Camacho sirve para desvelar el influjo de Hooke en Leeuwenhoek y la relación con Vermeer

Solo existen unos 200 ejemplares de "Micrographia"; uno de ellos en España.

Un acto en Santiago con motivo del Día internacional de la luz en España fue el contexto en el que el doctor y director médico del Laboratorio Vithas de Vigo, Tomás Camacho, mostró a estudiantes gallegos su libro "Micrographia" -obra del 'padre' de la teoría ondulatoria de la luz, Robert Hooke, en 1665-. Se trata de uno de los escasos ejemplares que existen: solo 200 en el mundo y el único en España. El curiosísimo trabajo está considerado el primer bestseller científico. El taller de Camacho fue aún más especial para los asistentes porque pudieron ver uno de los diez microscopios originales de Leeuwenhoek que, gracias a ese libro de Hooke, podría construir el aparato que le convertiría en un hito de la microbiología y parasitología.

Pero el profesor vigués aprovechó la ocasión para desvelar una historia que pocos conocían: la animadversión del célebre Isaac Newton con Hooke -Camacho documenta que, tal era la ojeriza, que cuando este murió, Newton hizo descolgar de la Royal Society su retrato y trató de empañar su reputación para que pasase a la historia bajo la sombra de un plagio del que él le había acusado-. Además, la vibrante historia sigue el hilo de Hooke hasta encontrar la conexión (lógica) con Leeuwenhoek y de este último, con Vermeer, "el pintor holandés de la luz", autor de "La joven de la perla".

¿Cómo establece ese triángulo de relaciones? Para Tomás Camacho "está demostrado" que, gracias a "Micrographia", Leeuwenhoek pudo fabricar su microscopio alrededor de 1670. Además, tiene un capítulo dedicado a los colores y a la luz, por lo que "es fácil imaginar la situación": Leeuwenoek consigue un libro con el que fabricaría su microscopio -en el prólogo se explica cómo hacerlo-. Y precisamente ahí surge otro de los vértices de este triángulo, Vermeer. "Leeuwenhoek y él eran vecinos y amigos e incluso, tal y como confirma uno de los mayores expertos en Vermeer, Arthur Wheelock, los cuadros "El geógrafo" y "El astrónomo", representarían al científico de Delft", explica Tomás Camacho. Así surge la hipótesis que "si ambos tenían tal relación -incluso está demostrado que Leeuwenhoek le facilitó a Vermeer la cámara oscura con la que pintó muchos de sus cuadros-, "parece obvio que conociese el capítulo del libro dedicado a los colores del libro de "Micrographia"".

Pero no solo por esa asombrosa conexión es importante el libro. Fue precisamente ese trabajo el origen de la escandalosa pelea entre dos genios de la ciencia de la época: Robert Hooke e Isaac Newton. "Fueron enemigos irreconciliables y vivieron una de las disputas más famosas de la historia de la ciencia", prosigue el doctor vigués. Todo comenzó por la teoría de Newton sobre la naturaleza de la luz. Sus investigaciones en 1672 habían demostrado que la luz blanca estaba compuesta por varios tipos de luz de colores, que se pueden separar si se hace pasar un haz por un prisma de cristal -la famosa portada del disco "The Dark Side of The Moon", de Pink Floyd-. Pero también proponía que la luz estaba compuesta por pequeñísimas partículas. "Sin embargo, Hooke, que era un gran especialista en óptica, creía que la luz viajaba por medio de ondas, como había plasmado en "Micrographia", y sometió el trabajo de Newton a una crítica que le granjeó su 'eterna' enemistad", sitúa Camacho. Solo el tiempo demostraría que Hooke tenía razón al postular que la luz es una onda. Esa es la base de la física de partículas y la teoría cuántica.

Así, dispuesto a vengarse, Newton en 1675 redactó y envió a la Royal Society una nueva hipótesis por la que sería acusado de plagio. "Su respuesta fue airada: negó la acusación y respondió con una crítica demoledora, poniendo en duda la capacidad ética e intelectual de Hooke y afirmando que lo que había escrito sobre óptica se se lo había copiado a Descartes", añade Camacho. "Después de que la Royal Society le exigiese a Newton pedir disculpas a Hooke y, a regañadientes, escribiría una famosísima carta, en la que decía: "Si yo he sido capaz de ver más allá, es porque me encontraba sentado sobre los hombros de Gigantes". Más tarde, la expresión 'gigantes' se interpretaría como una burla a Hooke, porque caminaba encorvado y, era, paradójicamente, de pequeño tamaño.

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