Bromas de mal gusto, suspicacias sobre la autoría de las canciones, condescendencia, insistencia en el aspecto físico, dificultad para salir de los estereotipos. Son algunas de las muestras de machismo que las mujeres que se dedican a la música en el área de Vigo viven de manera cotidiana. Hablan de ello sin tapujos y también con una naturalidad esclarecedora: "Sí, claro que he sufrido actitudes machistas en el mundillo, como cualquier chica", contesta, por ejemplo, la cantante y compositora Aries cuando se le pregunta al respecto.

En julio del año pasado la web de FARO abrió el espacio Música se vive con V de Vigo con el ánimo de dar cabida a la miríada de grupos y solistas que brotan en la ciudad y su área. Desde entonces han pasado por este espacio 26 proyectos: 19 bandas -13 solo de hombres y seis mixtas- y siete artistas en solitario -cuatro masculinos y tres femeninos-. En total, 83 músicos: 71 hombres y 12 mujeres. Es decir, ellas no llegan al 15 por ciento. Sin ánimo de rigor científico, sirva el dato de aproximación al panorama y también de autocrítica del que hace la selección.

En las entrevistas para elaborar los reportajes la cuestión del machismo fue habitual cuando había presencia femenina; hasta que la citada Aries, un poco cansada por lo recurrente del tema, sugirió: "Le tienes que preguntar sobre eso también a los hombres, es una cuestión de toda la sociedad, no solo de nosotras". Desde entonces, también se ha cuestionado a los chicos sobre el asunto. Recopilamos con motivo de la huelga feminista del 8-M algunas de las vivencias y opiniones de unas y otros.

Insultos e imagen

La manifestación más elemental del machismo es el insulto. Mimi, cantante del grupo de hardcore We Ride, está acostumbrada a que en los comentarios en internet aparezcan "bromitas del estilo 'canta mal pero me la follaba'", algo que no se ve en un vídeo con un vocalista masculino. "Parece que no solo es la voz, sino cómo visto, si me maquillo mucho o poco, si me muevo, si no me muevo". Un detalle: cuando salió esta cuestión en la charla, uno de los miembros del grupo respondió en primera instancia que no habían tenido ningún problema por tener una cantante mujer. Ella tomó la palabra para dar su visión.

Coincide en cuanto a que la atención se centre en aspectos extramusicales High Paw. "Hay gente que al hacerme una entrevista me pregunta por mi aspecto. Me preguntan si 'mi estilismo no sé qué'. Mi estilismo es un puto desastre porque lo llevo yo. Son cosas que si se las preguntases a un hombre verías que son ridículas".

Linda Lamarr formaba en un trío punk femenino a mediados los 90 y desde entonces ha impulsado mil proyectos, así que las ha visto de todos los colores. Curtida en estas lides, se refiere con un punto de desprecio a los habituales que hacen el "típico comentario" de "para ser tías no tocan mal". Ese modelo gallo, dice, "se caga" en cuanto se le sueltan un par de cortes.

Estereotipos

En la conversación con los chavales de El Sótano de Babel, en un momento dado, hacían repaso de las bandas de su generación de Vigo y solo le salían grupos únicamente de chicos: Kings of the Beach, Cool Cucumbers, Atlantic... "No sé por qué", confesaba uno de ellos, cuando mujeres solistas veinteañeras sí que podían citar unas cuantas. Una de las que ellos mismos nombraron, High Paw, tiene clara la respuesta: "La mujer en la música es vocalista". Las que encajan en ese estereotipo tienen el camino más llano. Volviendo a la estadística anterior, en artistas en solitario la presencia de hombres y mujeresen la sección es casi equivalente; cuando se trata de grupos la diferencia es abismal.

Al respecto, dos de los componentes de Aphonnic, ambos hombres, entablaron un debate. Uno de ellos no observa desigualdad y cree que, hoy en día, cualquier chica tiene la posibilidad de coger la guitarra o sentarse en la batería para hacerse un lugar en el mundo del rock. El otro discrepa y alude a las "miradas de los machirulos" como losa para lanzarse: "El entorno es muy jodido. A las tías muchas veces se les tiene muy encasilladas".

Aries, de entrada, responde al perfil típico: canta bonitas canciones de pop. Claro que hace mucho más: compone, toca, produce. Sin embargo, se ha encontrado que con frecuencia se dude de que ella es la autora de todo el entramado sónico que conforman sus temas. (Un inciso, ella habló bastante y con claridad de machismo en la música, pero dejó claro que no quería la entrevista se centrase en esa cuestión).

El único grupo tratado hasta ahora con mayoría femenina es DADGA, un jovencísimo combo de folk formado por tres chicas y un chico. Ellos explicaron que en la música tradicional, aunque las mujeres tenían mucha presencia, los que eran considerados músicos de verdad, los profesionales, eran siempre hombres: los gaiteiros, los héroes del pueblo. En su caso, los cuatro tienen sólida formación musical, pero eso no quiere decir que ellas no se encuentren con que al llegar a un concierto las miradas se dirijan a él si se trata de resolver alguna cuestión técnica. "En algunas esferas sigue habiendo eso de que no se nos trata como profesionales de primera", denuncia María, una de las violinistas.

Cuotas

De feminismo y nuevas masculinidades hablaron largo también Moon Cresta, en su caso antes si quiera de que el entrevistador sacase el tema. Y es que su nuevo disco, del que adelantaron algunas claves, vendrá teñido de violeta: "Los hombres tenemos que revisarnos cada uno de nosotros, ver qué podemos hacer para que la igualdad y el feminismo sean algo real y no solo eslóganes". Entre otras cosas, David, el cantante, arremete contra un argumento que está cobrando peso, el "triunfan porque son chicas".

También los chicos de Maryland dieron su visión, en su caso haciendo hincapié no tanto en lo que se ve en el escenario, si no en lo que hay detrás. "Promotores, mánagers, backliners... puedo contar con los dedos de la mano cuántas son mujeres". Eso sí, rechazan las cuotas y que se llenen los carteles de nombres femeninos "solo por limpiar el nombre de un festival".

Un discurso con el que discrepa, a día de hoy, High Paw. Está convencida de que en estos momentos es necesaria la discriminación positiva por el impacto que genera entre los más pequeños ver a chicas asumir roles que no son habituales, pero lo ve como una etapa transitoria. "Llegará un momento en que sea ridículo (...) Pero observo que la gente se acomoda muy rápido a la hora de dar una lucha. Espero que no quede así, con las mujeres en el gueto de las mujeres".