¿Quién ha oído hablar del europio?, aunque está en los billetes de euro para evitar falsificaciones. ¿Quién conoce al gadolinio? pero se inyecta en la vena como contraste durante una resonancia magnética para detectar, por ejemplo, un cáncer. ¿Quién ha escuchado algo sobre el neodimio a pesar de que lo tiene pegado a la oreja cuando se coloca un auricular? "Dependemos de estos metales pero, paradójicamente, pocas personas han oído hablar de ellos",explica el profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) de Vigo, Ricardo Prego. "Las tierras raras están omnipresentes en nuestra sociedad de alta tecnología hasta el punto de que se podría hablar de una 'Edad de las Tierras Raras' con la misma propiedad que lo hacemos de las edades de Bronce o de Hierro", asegura.

Pues bien, muy cerca de nosotros, en el Monte Galiñeiro (entre Vigo y Gondomar), existe un lugar de alta concentración de esos elementos químicos que forman parte de nuestra vida diaria -están en los teléfonos móviles, auriculares, bisturíes con láser o coches híbridos-, según el experto en Biogeoquímica Marina.

Quizás algunos recordarán un 'roce' entre Japón y China a comienzos de esta década. Tenía como escenario el Mar de China y unas islas cuya titularidad se disputaban ambos países que, tras secuestrar a la tripulación de un pesquero chino, prosiguió con una amenaza a los nipones: mientras no devolváis a la tripulación, os cortaremos el suministro de 'tierras raras'. Al día siguiente, los secuestrados eran devueltos a China. Esta anécdota reciente es traída por el experto para incidir en la importancia de estos elementos en la industria tecnológica japonesa, donde dependen del suministro chino, por ejemplo. "Son elementos críticos para la industria, porque si se corta el suministro, se genera una crisis; y estratégicos para los Estados", resume el experto. En una de esas crisis, el valor de estos elementos llegó a cotizarse a 6.000 euros el kilo; es decir, mayor valor que el oro.

La principal explotación de tierras raras se sitúa en Mongolia y también hay minas en India y Brasil, casi todos países con una menor legislación a nivel ambiental. También incide Prego en que son estratégicos militarmente: "No hay misiles sin tierras raras, ya que se usan para los sistemas de guía, ni el último F35 americano -que necesita 400 kilos de estos minerales-, o las gafas de visión nocturna". Cualquier país debe de tener un reservorio de estos elementos.

De hecho, en la última parte del libro recién publicado, se dedica a analizar las implicaciones sociopolíticas de estos 17 elementos, que por su carácter estratégico y elevado coste generan esas crisis económicas y tensiones geopolíticas entre los Estados.