La cartelera está llena de reinas últimamente. "La favorita": estupenda. "María, reina de Escocia": psé. Y ahora "Cambio de reinas": ni fú ni fá. La historia es potente: la trastienda palaciega y los asuntos resueltos entre biombos como motor de muchos movimientos reconducidos de la historia. Las tres parten de un mismo empeño por actualizar aquellas circunstancias al día de hoy, lo que da origen a no pocos anacronismos que pueden causar cierto estupor y, cuando el resultado es discutible, invocan la incredulidad. La increíble e indignante boda de estado entre Luis I de España, de 15 años, con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, de 12. Y Luis XV de Francia prometido con 11 años con la española Mariana Victoria de Borbón, de 4 años, hija de Felipe V. La gangrena más repulsiva agitándose en las entrañas monárquicas. Marc Duigan no carga las tintas en los tóxicos episodios y se queda en la superficie entregando un producto lustroso pero escasamente inspirado. Reparto competente, bella fotografía, música solvente. Todo correcto, incluso políticamente. La historia merecía más mala uva y menos envoltorio.