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Hallan biomarcadores para detectar el alzhéimer 20 años antes del deterioro

El objetivo de la investigación, en la que participan japoneses y españoles, es descubrir la enfermedad a tiempo para adoptar medidas preventivas

Los síntomas cognitivos que produce la enfermedad de alzhéimer aparecen en etapas tardías de la enfermedad y suelen estar causados por la existencia de un daño neuronal extenso y a menudo irreversible. Por este motivo, uno de los retos para los científicos es el diagnóstico precoz y en esa línea están los avances de un equipo de investigación internacional que ha descrito nuevos biomarcadores que podrían ayudar a detectar el alzhéimer años antes del

Investigadores de las Universidades Politécnica y Complutense de Madrid y del Centro Nacional de Investigación Geriátrica y Gerontológica de Japón firman el trabajo, cuyos resultados han sido publicados en la revista "Brain".

"A menudo, demencial y Enfermedad de Alzhéimer (EA) son términos usados de manera indistinguible, cuando lo cierto es que el alzhéimer es solo una de las enfermedades neurodegenerativas, la más frecuente pero no la única, que ocasionan demencia en edades avanzadas", explica Pablo Cuesta, investigador del CTB- UPM en el nuevo número de "e-Politécnica Investigación e Innovación".

El investigador, vinculado también a la Universidad de la Laguna con una beca de formación, recuerda que "en el caso del Alzhéimer, se sabe que los primeros indicios de la enfermedad se dan en torno a 20-25 años antes de la aparición de los primeros síntomas cognitivos. Estas alteraciones iniciales consisten en acumulaciones anómalas de un cierto tipo de proteínas en el cerebro (placas de amiloide y ovillos neurofibrilares) que únicamente son detectables mediante técnicas muy invasivas para el paciente como la punción lumbar o el escáner con tomografía por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés)".

Por ello, el esfuerzo de la neurociencia actual está enfocado en la búsqueda de nuevas técnicas que permitan detectar esas primeras alteraciones de manera que se posibilite diagnosticar qué enfermedad en particular tiene un paciente dado y, además, hacerlo cuando aún es posible tomar medidas preventivas. Y en este sentido actuaron los investigadores que han llegado a reveladoras conclusiones.

En particular, la actividad electrofisiológica de la región frontal del cerebro que se comprueba a partir de una magnetocefalografía mostró ser fundamental a la hora de clasificar los sujetos de los diversos grupos. Los participantes con indicios neuropatológicos de alzhéimer exhibieron una mayor actividad oscilatoria cerebral de alta frecuencia en esa región que aquellos sin indicios de la enfermedad.

La importancia de este trabajo está en que este conjunto de biomarcadores específicos y mínimamente invasivos, "abre nuevos caminos hacia la identificación de los cambios cerebrales que acontecen en las etapas iniciales de la EA, en especial aquellos asociados al comienzo del proceso de acumulación de placas de beta-amiloide, el primer y principal biomarcador de la enfermedad".

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