La cuadrilla A Lanzada de Sanxenxo venció ayer en la Copa de España de Caza de Raposo, disputada en montes de Forcarei, A Estrada y Cerdedo-Cotobade, con gran tensión por la presencia de animalistas que trataron de boicotear la competición desde primera hora de la mañana. Eran "entre 40 y 50" según los propios activistas pero muchos menos según la Federación Galega de Caza, cuyo presidente, Javier Nogueira, aseguró que -pese al ruido en las redes sociales, que les había temer un despliegue mucho mayor- solo había contado 22, cifra muy próxima a los 25 contabilizados por las fuerzas del orden. Ocho patrullas de la Guardia Civil -dos de ellas de Seprona- velaron por la normalidad en una tensa jornada.

El bar Rampla de Cerdedo y, sobre todo, el restaurante París de Forcarei eran los puntos de encuentro fijados para los cazadores. Eran 200 llegados de los puntos más diversos de Galicia y 20 guías (uno por cada cuadrilla y cada una de las manchas de 500 hectáreas de superficie que les habían sido asignadas) con media docena de canes sabuesos, grifones y beagles por equipo.

Como ellos, también los animalistas madrugaron.Pero lo hicieron con una intención radicalmente opuesta.Desde primera hora dejaron oír sus bocinas, timbales, silbatos y panderetas en Forcarei. Pero la movilización, según fuentes de los animalistas habría arrancado mucho antes -en torno a las 4- por los montes de la comarca, por los que habrían ido "haciendo barullo" para alertar a los animales y que "no se acercaran". Señalaron que los participantes en la movilización de ayer sonintegrantes de 22 colectivos animalistas y de defensa de los animales que, especialmente tras el Campionato Galego disputado en Dozón, se habrían puesto de acuerdo para acudir a la Copa de España disputada en Forcarei para tratar de "dificultar la caza". Y estiman que fueron "bastante efectivos".

Versión diametralmente opuesta ofrece el presidente de los cazadores gallegos, que asegura que perjudicó a un 10% de las 20 cuadrillas participantes: las que debían cazar en Meavía y Ribela, los puntos en los que, pasadas las diez de la mañana, se registraron algunos de los momentos de máxima tensión después de que los activistas localizasen a los cazadores, cuya estrategia de despiste había sido inicialmente bastante eficaz.

Mientras que perros y deportistas se esforzaban por encontrar el rastro dejado por los zorros que pretendían apresar, los animalistas hacían ruido para intentar espantarlos. Nogueira -que explicó que la densa niebla en O Candán hizo que el equipo asignado a esa mancha desistiese de cazar a media mañana- señaló que perturbar la normalidad de una prueba que cuenta con todos los permisos -y acorde con los planes de acción y los planes de aprovechamiento de todos los tecores donde discurre- vulnera los derechos de los cazadores y constituye una infracción de la Lei de Caza, razón por la que se cursará denuncia contra los implicados. También les denunciará por vulneración de la Ley de Deporte, donde tampoco se puede incitar a la violencia ni hacer uso de cánticos, manifestaciones o actitudes que sean violentas.

También los animalistas anunciaron denuncias. Habrá varias administrativas, según avanzaron la Asoiación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber, contra cazadores que que habrían dejado vainas de munición sin recoger, habrían portado armas cargadas en caminos asfaltados o habrían vertido amenazas, según los animalistas.