"El hombre es el único ser vivo que va más allá de lo trascendente y de lo que necesita para sobrevivir, que se aferra a sitios sagrados como los dólmenes, los castros en Galicia; y a objetos mágicos. Si el grial fascina mil años después de su primera referencia escrita es porque es un objeto que está entre lo divino y lo humano, un objeto mágico". Así se refirió ayer Javier Sierra, premio Planeta 2017 con "El fuego invisible", al objeto que inspira esta novela, aunque en ella no sea precisamente algo tangible.

El escritor, amante del misterio y de lo oculto y autor de súper ventas como "La última cena" y "La pirámide inmortal", aseguró que despojó al grial de su materialidad para dar un enfoque singular a un objeto sobre el que se han escrito muchas novelas, que fuese una historia novedosa. "Lo más valioso que tiene un escritor es su propia voz y es lo más difícil de conseguir para un escritor. Y yo con mi voz, alimenté esta historia", añadió el ganador del Premio Planeta en el Club FARO, donde estuvo acompañado por la finalista de este galardón, Cristina López Barrio, con "Niebla en Tánger", y por el periodista Rafa Velero, que fue el encargado de presentar la conferencia-coloquio con la que ambos escritores iniciaron ayer la campaña promocional por España.

Sierra (Teruel, 1971) añadió que "El fuego invisible" parte de la ausencia del cáliz en "La Última Cena" de Leonardo Da Vinci y que inspiró su novela homónima. El escritor y periodista explicó que esa ausencia le sirvió para preguntarse por qué el genio italiano no lo había representado un objeto tan importante para el cristianismo y a indagar cuándo apareció por primera vez referenciado en la literatura. Así, explicó que fue en "El cuento del grial", de Chrétien, una obra de 1180 encargada por Felipe de Flandes tras su regreso de las Cruzadas, y que lo describe como un cuenco que irradia luz y que es portado por una mujer. Sin embargo, un objeto que responde a la misma descripción data de 1123 y se encuentra en el ábside de Santa María de Tahull (Lleida), y, al igual que en el relato medieval, es sostenido por una mujer. "Si ese mismo objeto se había pintado sesenta años antes, ¿de dónde venía la referencia?", se preguntó.

Con la búsqueda del grial, la novela se adentra en el proceso creativo a partir de una pregunta: ¿de dónde proceden las palabras? "La gran revolución, y que palidece a la que estamos viviendo ahora con internet, fue la que vivió el sapiens cuando dibujó los primeros frescos en el corazón de la caverna, con los huesos de los animales creó los primeros instrumentos, e inventó el fuego y alrededor de este, comienza a contar historias desarrollando la palabra. Este es el sustrato que había en mi cabeza", manifestó.

En esta búsqueda del grial y del origen de las ideas, Ramón del Valle Inclán juega un importante papel y el protagonista de la historia, David Salas, se encontrará en varios momentos con referencias sobre del escritor vilanovés, especialmente relacionadas con "La lámpara maravillosa", un libro en el que el conocido como padre del esperpento recomienda al lector alejarse del mundo para encontrar su propia lámpara interior, según Sierra.

También sobre el proceso de creación indaga la obra finalista del Planeta, "Niebla en Tánger", una novela que adopta la estructura narrativa de "Continuidad de los parques", el relato más breve de Cortázar, que se desarrolla en dos planos y dos tiempos diferentes. La novela cuenta la historia de Flora Gascón, una mujer que busca a Paul Dingle, un hombre con quien tuvo una relación fugaz sesenta años antes y que desapareció misteriosamente. Para comenzar su búsqueda, solo tiene una novela, "Niebla en Tánger", que Dingle estaba leyendo en esos momentos. "El peligro de las ideologías también subyace en esta historia", añadió su autora.

Con esta trama detectivesca, la protagonista inicia un viaje no solo físico, que la lleva hasta Tánger, sino también interior. "A veces nos metemos en esta rueda de hámster de una vida demasiado cómoda, segura que muchas veces está en conflicto con la libertad y con lo que realmente queremos hacer. Muchas veces la vida que llevamos nos anestesia y no nos deja avanzar", comentó Cristina López Barrio, que durante 13 años se dedicó a la abogacía hasta el éxito de "La casa de los amores imposibles" (2010), traducida a varios idiomas y ambientada en Galicia. "Con mis padres ya veraneaba todos años en Bueu y en Sanxenxo. Y ahora sigo haciéndolo. Es una tierra que me encanta por su paisaje, su gastronomía y su gente", reconoció.