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GALLEGOS EN LA CIMA

Ramón Filgueira Collazo: "La acuicultura por sí sola no podrá resolver todos nuestros problemas alimentarios"

Experto en modelización de ecosistemas, es docente e investigador en la universidad canadiense de Dalhoussie, en Halifax

del mejillón .

Los científicos buscan la manera de avanzar hacia una acuicultura cada vez más sostenible, pero sin perder de vista el impacto y la aceptación que sus hallazgos tendrían en la sociedad. Ramón Filgueira (Merelle, Lousame; 1976), experto en modelización de ecosistemas, combina ambas perspectivas en los proyectos que realiza en la Universidad Dalhoussie, en la ciudad canadiense de Halifax (Nueva Escocia).

Llegó al país en 2008 tras doctorarse en Vigo y con la idea de un retorno próximo que la irrupción de la crisis en España y la congelación de los planes de I+D acabó frustrando. Tras su primer destino en Dalhoussie, fichó por el Fisheries and Oceans Canada, el ente público que se ocupa de la gestión de pesquerías y la protección de las aguas.

Uno de los proyectos en los que participó durante esa etapa recibió en 2015 el Premio de Excelencia, el más prestigioso que otorga el organismo estatal. "Nuestros resultados se utilizaron para tomar decisiones. Para mí es una satisfacción enorme que lo que hago no solo se quede en un artículo científico, sino que el gobierno lo aplique. En Canadá la ciencia y la regulación están bastante acopladas", destaca Ramón, que el año pasado regresó a la universidad como profesor e investigador.

Forma parte de la unidad Marine Affairs, cuyo programa de máster forma a gestores del medio marino con conocimientos en ciencias ambientales, economía, antropología y gobierno. Los estudiantes, que proceden de todo el mundo, deben superar un cuidado proceso de selección y en un alto porcentaje son profesionales en activo que quieren "progresar" en sus carreras y que después trabajan como investigadores, desarrollando políticas y legislación o incluso, en el caso de un exalumno, como ministro de Pesca en un país asiático.

El docente gallego compara esta formación multidisciplinar con la que él recibió en la facultad viguesa de Ciencias del Mar: "Son estudiantes que dominan muchas facetas y tienen capacidad para afrontar cualquier problema. Mirando mi trayectoria con perspectiva, yo le saqué a la carrera un valor brutal. Me ha permitido ir cambiando de proyectos desde que llegué a Canadá".

Ramón también forma parte del Ocean Frontier Institute, un macroproyecto con una financiación de 145 millones de euros e integrado por expertos de diferentes centros canadienses que tienen entre sus múltiples campos de trabajo la acuicultura, además de la gestión o la seguridad en el océano.

El cultivo de especies marinas ya supone casi un 20% de la producción nacional de pescado y marisco y puede ser una solución de futuro para un país con una importante extensión de costa. En la provincia de Nueva Escocia, por ejemplo, se ha hecho una inversión pública de casi 3 millones de dólares en un sector que da empleo a unas 600 personas y factura 60 millones anuales.

Pero Ramón matiza las expectativas: "Teniendo en cuenta el crecimiento de la población, si queremos evitar el colapso de las pesquerías tradicionales tendremos que cambiar de prácticas. La acuicultura tiene mucho potencial, pero por sí sola no podrá resolver todos nuestros problemas. Tenemos que cambiar nuestra forma de comer y de tratar los alimentos".

Sus proyectos actuales están relacionados con el uso de filtradores naturales como el mejillón o los tunicados para obtener comida con la que alimentar a los salmones, estudios que realiza en colaboración con expertos noruegos; la mitigación de enfermedades en poblaciones naturales de esta misma especie; o las consecuencias del cambio climático.

"Desde un punto de vista ambiental, parece que la ostra va a resultar vencedora frente al mejillón, pero también hay que analizar si los bateeiros de aquí estarían dispuestos a cambiar de especie", explica Ramón, que participa en otra iniciativa para involucrar a pequeñas localidades en el sector acuícola con el objetivo de generar puestos de trabajo y alimentos en lugar de crear explotaciones a gran escala. Y además ha iniciado un estudio que explora las diferentes perspectivas de esta actividad económica por parte de las sociedades de Perú, EE UU y Galicia.

Tras casi una década en Canadá, Ramón no vacila entre su mejillón y el de nuestras rías. "¡O ghallego! No tengo duda, aunque la morriña puede sesgar mi evaluación objetiva", puntualiza entre risas. En Canadá ha formado una familia junto a su mujer Dawn y sus hijos Rafa y Lara. "Ahora ésta es mi casa", dice, aunque echa en falta la "espontaneidad" de sus compatriotas. "Si quiero ver a los amigos bajo a Noia y sé dónde los voy a encontrar. Aquí el núcleo suele ser más pequeño y familiar. Aunque el tiempo, con 3 o 4 meses de nieve en invierno, tampoco favorece quedar con la gente", reconoce quien se define a sí mismo como "un rapaz de aldea".

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