Los ejercicios a lomos de un caballo proporcionan relajación muscular, pero a nivel emocional y comunicativo, la hipoterapia o equitación terapéutica mejora la autoestima, el autocontrol de las emociones y el desarrollo de sentimientos de autoconfianza en personas con autismo. "Mejora las capacidades de atención y memorización, la comunicación gestual y oral, aumenta el vocabulario y favorece la socialización de los participantes; además de promover el respeto hacia los animales", asegura la profesora del Centro Asociado a la UNED en Pontevedra y doctora en Ciencias de la Educación, Sonia Bouzo, tras realizar una intervención con pacientes autistas. "Los beneficios a nivel comunicativo, del contacto visual, proceden de la terapia".

El aula de la UNED de Vigo acogerá desde el próximo jueves 23 de marzo al 7 de abril un curso sobre esta materia; el único de este género impartido en una universidad gallega. El seminario tiene como objetivo profundizar en los principios terapéuticos de la terapia asistida con caballos -conocida como hipoterapia o equitación terapéutica poniendo énfasis en los beneficios que reporta a las personas con algún trastorno del espectro autista. Pero los beneficios, para la experta, se extienden a otras patologías como parálisis cerebral en niños, discapacitados, personas con esclerosis múltiple, Párkinson y síndrome down.

Bouzo González asegura que el curso -que se desarrollará presencialmente en el Aula UNED de Vigo todos los jueves y viernes de 17.00 a 21.00 horas- está dirigido a cualquier profesional del ámbito sanitario, educativo y psicológico, porque expondrá las características del caballo como principal terapeuta en el proceso y sus beneficios. La profesora también avanzará los resultados de su programa de intervención, que tuvo una duración de nueve meses con cinco personas autistas y que luego tradujo en su tesis doctoral.

"Todos han conseguido mejorar considerablemente sus aptitudes ecuestres tanto en relación a la utilización del material como a la propia monta. Han aprendido a preparar a su caballo cuidar y asear al animal. A la mitad del programa todos eran capaces de coger un cepillo y pasar lo por el pelaje del caballo cada vez son más capaces a la hora de montar y desmontar sin apenas ayuda", reflexiona en las conclusiones finales. "Al principio hubo que ayudarles ya que se bloqueaban por miedo o ansiedad, pero poco a poco fueron aprendiendo. La acción de bajar del caballo la integraron con más facilidad que la de subir, posiblemente debido a la descarga de tensión de la propia actividad, así como por el nivel de relajación que presentan al final de las sesiones.

"Todos -excepto una niña de 8 años- son capaces de mantenerse correctamente sentados y mantener el equilibrio al galope (aire superior y más veloz del caballo), siempre a la cuerda y guiados por una monitora de equitación.", concluye el estudio que aporta la experta. "Sus expresiones faciales son de disfrute total y atención a la actividad; se nota que disfrutan y conectan con la actividad, la monitora y el caballo", sonríe la profesora. "Esta terapia debería de ir de la mano con deporte y terapias cognitivas", añade.