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Las playas sin humo no triunfan

La iniciativa de no fumar en algunos arenales gallegos puesta en marcha este verano no consigue convencer a los usuarios de dejar el cigarro lejos de la arena

Jesús Armendia, conocido como "el hombre del puro", fuma en la playa de Area de Bon. // Gonzálo Núñez

A Jesús Armendia, Chus para sus familiares, se le conoce en Bueu como "el hombre del puro". Pasea con su puro, toma el sol con su puro y se baña con su puro. "Nado de espaldas y así no se moja; si quiero meter la cabeza hago así y listo", explica mientras simula que se hunde en el agua del mar sosteniendo en alto el cigarro. Aunque es vallisoletano veranea desde hace más de 30 años en la playa de Area de Bon, un arenal que fue declarado el pasado mes de julio libre de humo. Con esta iniciativa se quiere disuadir a los fumadores de encender su cigarro en la arena -aunque de hacerlo, no serán sancionados-, pero parece no haber surtido efecto.

"Yo voy a fumar a igual", sentencia Armendia. Nada se lo impide. Los Concellos debían instalar carteles que informaran de la nueva situación y repartir folletos, pero entre la demora de unos y la falta de otros muchos usuarios ni se han enterado de la nueva condición de la playa. Tampoco hay ceniceros a la entrada, como se recomendaba a los arenales adscritos a esta red. Los socorristas sí cuentan con conos de plástico para guardar las colillas que reparten entre todos aquellos que se acercan a pedirlos. "No vemos muchos fumadores, pero sí que hay gente que viene a preguntar si se puede fumar o no, entonces le explicamos la situación y le damos un cono", cuentan a pie de playa.

Armendia no usa estos ceniceros por un motivo: el puro no le cabe. "Tienen que hacerlos más grandes", reclama. Tanto él como Luisa Gómez, otra fumadora que se encuentra en el mismo arenal, defienden su derecho a prender el cigarrillo donde quieran. "Siempre con respeto", subrayan ambos. Aseguran que nadie les ha llamado nunca la atención por humear en la playa, entre otras cosas porque, según explican, no lo hacen cerca de otros bañistas o niños. Si alguien les pidiera apagar el pitillo, afirman que se irían con su humo a otra parte.

Gómez incide además en que nunca deja las colillas en la arena o el mar, el mayor problema que los fumadores ocasionan en las playas. Con ella coincide Francisco Miranda, exfumador y vecino de la zona: "Si no dejan basura, por mí no hay problema de que fumen". Aunque también entiende que haya a quien sí le incomoda.

Además de proteger a los no fumadores, el segundo objetivo del programa es promover un estilo de vida saludable y que respete el medioambiente. Un ejemplo del daño que ocasionan las colillas son las playas de Baluarte y Fontaíña, ubicadas en Vigo, donde este verano se recogieron alrededor de dos kilos de colillas en solo tres horas. Miranda relaciona este hecho con otros comportamientos incívicos que se ven en la playa: "Gente que entierra los restos de fruta en la arena un día y otro día, hasta que les llamas la atención, eso es más importante que el humo de la gente que fuma".

Miranda asegura que con la denominación de arenal libre de humo no ha notado ningún cambio en el comportamiento de los fumadores y que observa que acuden "los mismo de siempre". Los socorristas coinciden en apuntar que no han notado diferencias y que, aunque muchos conocen la nueva condición de la playa, sin carteles que lo indiquen y sin multas que sancionen a los fumadores es difícil concienciar a la gente.

Los arenales de Marín y A Guarda también se adscribieron a la iniciativa y colocaron los carteles correspondientes. Estos se sumaron a otros cinco de Baiona, el municipio pionero en estos espacios. El Concello de Nigrán cuenta también con dos arenales en la red: el de A Madorra y Priegue.

El Concello asegura que se han repartido los folletos explicativos, pero los usuarios habituales de estos arenales todavía no han recibido ninguno. "No han repartido ceniceros ni folletos. Ni siquiera sabía nada de que fuera una playa sin humo", afirma Pedro Buján, un chico asiduo del arenal y fumador. La exfumadora Mar Pérez , una mujer que acude asiduamente a esta playa con su hijo, señala que ella sabía que A Madorra había sido añadida dentro de la red, pero añade que "todos siguen fumando porque la gente solo reacciona cuando le ponen una multa". En el mismo sentido se expresa Elena Barja, una joven fumadora que considera que esta iniciativa no va a funcionar hasta que sancionen por fumar, porque de no ser así "las personas no reaccionarán".

Este es el caso de un grupo de jóvenes que, aunque tienen constancia de que en esa playa no está permitido fumar, siguen haciéndolo porque "no hay ningún cartel y nadie dice nada".

A los usuarios consultados no les molesta que la gente fume, "siempre y cuando respeten a los demás y no ensucien la playa", aclaran Irene Bernárdez y Amalia Pereiro, dos chicas no fumadoras. Del mismo lado se posiciona Pérez, quien considera que "el problema no estriba en que la gente fume, sino que hay una falta de concienciación y no somos nada solidarios".

Este "problema educacional" del que habla Pérez es uno de los fines que se pretende lograr con esta iniciativa, ya que el tabaco y las colillas contaminan mucho debido a los componentes químicos y al elevado número de años que tardan en degradarse en el mar, siendo todavía superior si se encuentran en la arena.

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