Los tumores localizados en la boca, la lengua, los labios y las glándulas salivales se pueden detectar mediante muestras de saliva. Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han diseñado un biosensor que puede identificar estos tipos de cánceres analizando la presencia simultánea de dos biomarcadores, lo que aumenta la precisión del diagnóstico. La herramienta se ha probado con pacientes sanos y muestra que una pequeña gota de saliva es suficiente para que el biosensor analice la presencia de niveles que están alterados cuando existe algún tipo de tumor.

"El biosensor se basa en la captura selectiva de dos biomarcadores (la proteína IL-8 y su mRNA asociado) directamente de la muestra de saliva, sin procesar ni diluir, empleando dos tipos de partículas magnéticas previamente modificadas con bioreceptores adecuados", explica José Manuel Pingarrón, catedrático del departamento de Química Analítica de la UCM y autor principal del estudio, publicado en Biosensors and Bioelectronics. De momento, la herramienta se ha probado con personas sanas pero los científicos esperan poder contrastarla con pacientes que presentan cáncer oral, es decir, tumores localizados en la boca, labios, lengua y glándulas salivales.

Mientras, desde Galicia, oncólogos consultados se muestran esperanzados aunque cautos ante la investigación. "Es un descubrimiento prometedor para el futuro, aunque queda mucho camino antes de concluir que tiene utilidad clínica", indica la médica oncóloga Isabel Lorenzo. "Todavía quedan muchos hechos que demostrar antes de realizar conclusiones sobre su utilidad real", reconoce no obstante la experta.

A modo didáctico, la oncóloga resume: "Los cánceres orales se deben en su mayor parte al abuso de tabaco o alcohol de forma continuada, aunque en los últimos años se van dando más casos relacionados con algunos tipos de infección vírica, fundamentalmente por virus del papiloma humano". En sí mismos "son tumores de mal pronóstico, incluso diagnosticados en pequeño tamaño, debido a las complejidades anatómicas de la zona y al extraordinariemente rico drenaje linfático, que facilita de alguna forma la migración de las células tumorales fuera de su lugar de origen", advierte la médica. A estadios más precoces en el momento del diagnóstico mejores son las posibilidades de curación incluso con tratamientos menos agresivos.

Debido a que los cánceres orales por lo general carecen de los signos tempranos, incluso se ha intentado la vigilancia periódica de los sujetos de alto riesgo, a modo de cribado para detectar el cáncer en fases asintomáticas. Ya existen programas de cribado de cáncer oral que incluyen la simple inspección visual, otros que tratan el uso de azul de toluidina, la biopsia por cepillado (citología exfoliativa), la quimioluminiscencia y la fluorescencia de formación de imágenes. Otras técnicas ya han estado investigando el aislamiento en saliva de determinados marcadores tumorales.

Pero, Isabel Lorenzo concluye que estos métodos de selección poseen un problema fundamental: "un diagnóstico definitivo de cáncer sólo puede hacerse mediante una biopsia de tejido". Es más, un tratamiento eficaz del cáncer oral exige conocer su situación y dimensiones precisas, porque sin una buena extirpación quirúrgica y radioterapia, "hoy por hoy no habrá curación".