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El hombre de las historias infinitas

Agustín Fernández Paz publica simultáneamente dos nuevos libros, reedita uno más y publica otro título en chino mientras sus libretas manuscritas desbordan de nuevas ideas

"A neve interminable".

En el salón, repleto de libros y música pero púlcramente ordenados. La luz natural entrando por la ventana y la relajante voz de Billie Holiday susurrando en el ambiente. Y el silencio, solo interrumpido cuando los niños del colegio de la calle Rosalía de Castro disfrutan del recreo. Agustín Fernández Paz (Vilalba, 1947) tiene sus manías. Ese es su lugar preferido para escribir las primeras ideas de sus nuevas historias. Siempre a mano y en cuadernos de papel amarillo. Sin embargo, cuando toca escribir los textos definitivos, en el ordenador, prefiere hacerlo en su estudio.

Y siempre tiene alguna historia que escribir. El escritor afincado en Vigo, autor de más de cuarenta títulos, traducido a más de diez lenguas y laureado con numerosos premios -entre ellos el Nacional de Literatura Infantil en 2008 o el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, de 2010- acaba de recibir los dos últimos libros que ha publicado: "Amizades secretas" (Edebé), para niños, y "A Neve interminable" (Xerais), para lector juvenil y adulto. También le acaban de publicar en chino "La escuela de los piratas" y de reeditar en una edición renovada "Mi nombe es Skywalker", de la colección Barco de Vapor (SM). Y tiene otras tres o cuatro historias que van cobrando forma en sus cuadernos amarillos repletos de anotaciones.

"Las historias están en todas partes. 'Mi nombre es Skywalker', por ejemplo, se me ocurrió observando a las personas que piden en el Gadis de enfrente de mi casa. Las ideas no se agotan, eso es imposible. Además, una misma idea se puede contar de maneras muy diferentes; todos construimos sobre las pisadas de otros", explica el autor.

Fernández Paz salta con soltura de la literatura infantil a la juvenil, que, advierte, "es también de adultos; no estoy de acuerdo con esa distinción porque no sigo los estereotipos que encajan en esa clasificación".

Entre sus nuevos libros, "Amizades secretas" va dirigido a niños a partir de 6 años y relata la amistad original y clandestina entre un ratón y una niña. "Es más fácil escribir para adultos porque no tienes tantas restricciones. Cuando escribes para los más pequeños tienes que tener muy en cuenta que no puede haber una gran complejidad narrativa ni un léxico complicado, aunque tampoco caer en la banalidad. Te ves obligado a aguzar el ingenio y a reescribir muchas más veces", describe.

"A neve interminable", por su parte, supone el regreso del autor a la colección Fóra de Xogo, en la que no publicaba desde "Corredores de sombra (2006). Se trata de un libro de misterio que, veinte años después dialoga con uno de sus libros más exitosos, "Cartas de invierno". "En el tema del miedo casi todo está explorado, pero he intentado buscar enfoques originales", explica. En esta novela, que abarca varias historias, homenajea a Howard Phillips Lovecraft, referencia en la literatura de terror, a Mary Shelley y a Lord Byron y, explora los miedos esenciales del ser humano, incluido el terror apocalíptico. "Me gustan los cuentos de miedo y las películas, de miedo del bueno, no de casquería", distingue.

Agustín y sus hermanos comenzaron a interesarse por la lectura desde muy niños, animados por un padre -carpintero y músico- "vicioso de la lectura". "Te metía las ganas de leer con el entusiasmo con que te contaba las historias pero creo que sin eso también habríamos podido llegar a la lectura por otros caminos", reflexiona.

El escritor admite que hay "barreras, como numerosos programas de televisión" que impiden a la gente llegar a la lectura y critica que en ciudades como Vigo "haya un sistema de bibliotecas insuficiente". "La democracia exige lectores competentes, que tengan una conciencia crítica, y el camino está en las aulas y en las bibliotecas", afirma.

Fernández Paz, con una larga experiencia docente, anima a conocer y cuidar a fondo el proceso de competencia lectora de sus alumnos. "El proceso de la competencia lectora es muy largo y no tiene que ver solo con la edad. Cuando yo impartía clases ofrecía a los alumnos más de 50 títulos para elegir; unos más complejos que otros, con la idea de conseguir adaptarme a las competencias de todos y atraerles, no alejarles, de la lectura".

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