Agustín Fernández Paz es incapaz de estar un día entero sin leer. "Escribo porque leo; es un tópico pero es la verdad, la lectura es mi abono", afirma. Sobre su mesilla de noche reposan varios libros ya que, según el momento o el día, opta por lecturas más absorbentes u otras más demoradas. Las historias del detective Charlie Parker, del irlandés John Connolly, son algunas de esas que le hacen perder la noción del tiempo. En estos momentos disfruta también con "El mar", de Jonh Banville, maestro de la novela negra, o la última de Manolo Portas. "No tengo un plan de lecturas como cuando era joven, he desacralizado mis hábitos y no me siento tan obligado a leer ciertas obras, como cuando a alguien le dan el Nobel y te das cuenta de que no has leído nada suyo... aunque algo de eso queda", admite.

Agustín sonríe cuando se le menciona su candidatura para el Nobel de Literatura a propuesta de la Asociación de Escritores en Lingua Galega. "Lo recibo como una muestra de cariño pero sabiendo que nunca iré a Estocolmo para el baile; no le doy más importancia", afirma. Su mayor premio, asegura, son las cientos de cartas y correos electrónicos que recibe de niños emocionados tras leer sus libros, de docentes que encuentran gran utilidad en ellos y de adultos que se han iniciado en el gallego gracias a sus obras.