Para Encarnación Bullón, el problema de base en las conductas agresivas de hijos a padres está en la educación y en la sociedad, que cada vez es más "permisiva" con los adolescentes. "Se educa en derechos, no en obligaciones", asevera la fiscal coordinadora de Menores en la provincia de Pontevedra, que alerta sobre la pérdida de respeto a valores como la "autoridad", el "trabajo" o "el sacrificio": "Impera lo fácil; el dejar hacer".
Un error en el que caen muchos progenitores, advierte, es en establecer con sus hijos una relación de "colegas". "No hay jerarquía, y no puede ser así; los padres son padres, no amigos, y deben hacerse respetar e imponer el principio de autoridad, sin menoscabar asimismo el de otras personas de la esfera de sus hijos como pueden ser los profesores", afirma la fiscal. Lamentablemente, admite, son excepcionales los asuntos de violencia doméstica en vía judicial que se pueden resolver con una conciliación, con un reconocimiento y arrepentimiento expreso por parte del adolescente y un tratamiento y terapia familiar que permita hacer borrón y cuenta nueva. "La conflictividad suele ser muy grande y estos casos son los menos; generalmente hay que optar por otras medidas", apunta.
En ocasiones el maltrato familiar tiene una raíz más compleja, como cuando lo protagonizan jóvenes con patologías mentales o problemas conductuales graves. El alcohol y consumo de estupefacientes también pueden influir en este problemática.
