"Tatort," que literalmente significa lugar de los hechos, es el título de una serie policiaca que ha convertido en uno de los rituales cotidianos de los alemanes y que ha logrado estar en las pantallas durante cuatro décadas, con niveles de audiencia solo comparables a los partidos de fútbol. "Tatort" ha llamado incluso la atención de los académicos, lo que ha llevado a la edición de libros como El Tatort y la filosofía, compilado por Wolfgang Eilenberger, o a un proyecto de investigación de la Universidad de Karlsruhe, dirigido por el catedrático Stefan Scherer.

"La serie abarca 43 años, prácticamente toda la historia alemana desde el gobierno de Willy Brandt", dijo Scherer a Efe explicando el motivo de su trabajo, auspiciado por la Comunidad de Investigación Alemana (DFG) y del que saldrán dos libros que deberán ser publicados en octubre de este año.

Para Scherer, esta ficción es "la auténtica novela social de la República Federal de Alemania" y lo compara con La comedia humana, la serie de novelas en las que Honoré de Balzac retrató el París del siglo XIX. "Tatort" muestra los cambios de la sociedad en el curso de los últimos 43 años", añade. Eilenberger sostiene que "Tatort" ha terminado en buena parte reemplazando la asistencia dominical a la iglesia, donde antes se definían las diferencias entre el bien y el mal.

La historia de esta ficción alemana se remite a 1970, cuando Gunther Witte fue encargado de desarrollar una serie policiaca para la WDR, la televisión regional del oeste alemán. El propósito era ofrecer, desde la WDR, un producto a la Primera Cadena de la Televisión Alemana (ARD) que compitiera con El comisario, una serie de la Segunda Cadena (ZDF) que estaba empezando a tener una gran audiencia.

Witte entonces tuvo la idea de que crear una serie en la que cooperaran todas las televisiones regionales. En principio se trataba de compartir costos, pero a la postre esa cooperación llevó a darle a la serie uno de sus principios de identidad que es la diversificación regional y la variedad de comisarios que investigan los distintos casos en cada uno de los episodios.

Scherer dice que en el fondo "Tatort" no es una serie, sino una serie de series, cada una encarnada por un comisario que, cuando deja de atraer al público, sencillamente desaparece para ser reemplazado por otro.

El formato de los episodios de la serie es bastante flexible, pero hay unas reglas que en su momento fijó Witte y que en lo fundamental se siguen cumpliendo: siempre tiene que haber al menos un comisario, los casos tienen que estar relacionados con la realidad vital de los espectadores y las historias tienen que ubicarse regionalmente.