El paso del tiempo le ha debilitado un poco las piernas pero no le ha menoscabado el cerebro. El doctor Benjamín Narbona, hijo de cirujano, que a los 18 años comenzó a adiestrarse en la práctica quirúrgica es historia viva de la Cirugía de España. Hizo la primera operación a corazón abierto del país, las primeras resecciones pulmonares y esofágicas e inició la cirugía de la válvula mitral. No le van los elogios de barra de bar y a los 90 años mantiene la chispa de un humor inteligente. Lector diario de prensa escrita, el cirujano afirma que leer el periódico es "una de sus pasiones". El paso del tiempo no le ha mermado el sentido común y asegura que el acto quirúrgico está reñido con las prisas porque pueden tener efectos indeseables.

-Acaban de nombrarle académico honorífico, ¿cómo lo vive?

-Siempre es interesante que colegas reconozcan méritos y le suban a uno de categoría teórica, pero nada más.

-La medicina ha evolucionado muchísimo, ¿le gustaría seguir practicándola?

-Si que me gustaría pero no tengo ninguna posibilidad.

-¿Se acuerda de su primera intervención?

-Me parece recordar algo relacionado con el reflujo del estómago hacia arriba.

-La cirugía ha evolucionado mucho, ¿llegó a operar con láser?

-Prácticamente no.

-Siempre con manos hábiles.

-Exactamente.

-¿La medicina actual es más defensiva que en su época?

-La medicina está un poco degenerada. En el acto en la Academia de Medicina y en los discursitos de estos días he defendido la medicina y la cirugía responsable del que la practica. No se trata de proyectar una película después y corregir retrógradamente lo que se ha hecho mal, eso ya no se puede hacer. El que ha metido la pata, ya está, y eso es una cosa muy importante que se está produciendo en muchos sitios más por la rapidez. La persona que lo hace tiene que saber cómo hacerlo, hacerlo bien y no tener que rectificar.

-¿Los cirujanos están ahora mejor preparados que antes?

-No se lo puedo decir porque no lo sé. Hace muchos años que estoy un poco separado de los centros de enseñanza y no sé exactamente ahora como es el nivel. Ahora hay una necesidad de prisa, de acabar pronto y eso no es bueno.

-Ahora a muchos pacientes los mandan a casa el mismo día.

-La actitud de determinados cirujanos y de determinados tipos de enfermos van un poco hacia la rapidez para la recuperación rápida, para cobrar rápido? etc., pero eso no es bueno, porque las prisas a nivel quirúrgico no van bien porque los tejidos tienen su ritmo y llevan su camino y no podemos decirle a una célula que vaya más deprisa. Eso no ha llegado.

-¿Hasta qué año operó?

-Yo he estado operando hasta hace muy poco pero cada vez todo esto es más complejo, porque hay un centro privado, otro que no lo es y al final llega un momento que tiene más importancia eso que lo que hace el cirujano y eso no es bueno, porque el que opera tiene que tener la mente y las manos en lo que está haciendo, no en lo que dirán.

-¿A qué años hizo su primera intervención?

-Yo creo que a los 18 ya empecé ayudando algo.

-¿Y hasta cuándo?

-Uno se hace mayorcito y no puede meterse en líos, no solo por la habilidad de las manos, sino por la mente.

-¿Qué opina de los recortes en sanidad.

-Mire usted, la sanidad, en el fondo, es un trabajo individual que comienza cuando elige el enfermo porque entonces pone confianza, cuando no elije no puede poner confianza y eso es un hecho real. Naturalmente puede ser más barato si no elige y esto es lo que hace que mucha actividad médica y quirúrgica, sobre todo, pueda tener consecuencias desagradables, que sea muy abundante para que sea más barato, pero eso también tiene su pago.

-En vidas humanas.

-Exactamente. Que no pueden hablar.

-Porque se han muerto.

-Exactamente. Ese es el problema. La medicina que es agresiva como toda la cirugía no se puede medir por el número de pesetas que podemos poner. Eso puede tener influencia. No es fácil.

-¿Cuántas veces le han operado a usted?

-Tres creo.

-¿Sintió miedo?

-Siempre. A mí me duermen y ya no dispongo de mí mismo y espero que los que están allí se ocupen de que yo no caiga en el foso. Hoy está bastante garantizado que estamos saliendo. Han prohibido cosas que no eran malas y han puesto cosas que son nuevas y son peores. Es que hay actos quirúrgicos que cuestan más o menos y lo que no se puede es dar paso a las operaciones que cuestan menos, porque igual encierran más riesgo para el que sufre la operación. Tomar garantías para el acto quirúrgico es muy importante. Y eso exige tiempo y dinero y gente muy preparada. Hoy quizá el peligro esté en la rapidez de la formación y el número, más rápido y más número, más trabajo y cobrar a más gente. Lo que importa es que lo que cobren esté en relación con la efectividad en su trabajo y del número de vidas que se salven.

-¿Qué les diría a los médicos que quieren ser cirujanos?

-Que se tomen su tiempo y calma. Hay etapas de vida de saber, de asimilar, de empezar a actuar y de ver las consecuencias de un acto, porque cada vez que pego un tajo tengo que pensar que aquello tiene que cicatrizar y hay que reducir las consecuencias de la intervención para llegar a donde está el problema y que la resolución del problema sea la más simple posible.

-Hoy hay más cirugía de laparoscopia que de bisturí.

-Es evidente que si puedo meter un tubito y operar por ahí lesiono menos, por lo tanto la reparación es más fácil, pero también puede haber cosas que se encuentren en el camino que se pueden resolver. Es importante conocer el camino previamente y tener a mano el instrumento necesario para resolverlo.