Los milenarios curros gallegos reviven esta primavera, tras un año de paréntesis reivindicativo, en las sierras de A Groba y O Galiñeiro. Ganaderos y Consellería do Medio Rural e do Mar han acercado posturas y las rapas se celebran con normalidad, pero el acuerdo definitivo parece imposible. El conflicto del microchip sigue vivo. Los propietarios de caballos salvajes de estas zonas se niegan a colocar los dispositivos de identificación y el departamento de la Xunta advierte de que "no va a consentir la existencia de caballos en los montes gallegos sin transpondedores".

La directora xeral de Producción Agropecuaria de la citada consellería, Patricia Ulloa, advierte de que los curros se desarrollarán bajo la responsabilidad de sus promotores, pero eso no quiere decir que su departamento vaya a hacer la vista gorda. En un principio, "no se van a realizar controles por parte de la Policía Autonómica" para garantizar que todos los animales presenten los chips durante las rapas "para no perjudicarlas porque creemos que deben seguir existiendo", afirma la directora xeral. No obstante, Ulloa no descarta que esas actuaciones policiales se lleven a cabo en otros momentos. Por ejemplo, "en las carreteras, cuando los caballos procedentes de los curros son trasladados a otros puntos".

La Consellería de Medio Rural rechaza la exención que proponen los ganaderos de A Groba para los caballos en libertad, como prevé la normativa europea, ni tampoco los registros informáticos de marcas tradicionales a fuego sugeridos por los propietarios de "burras". "Lo que hay que cumplir es el decreto equino y será un juez el que determine si esa exención o ese registro se ajustan o no a la legalidad" recalca Patricia Ulloa.

Garantías de consumo

En caso de que los tribunales eximan a los caballos en libertad de la colocación del microchip, la directora xeral manifiesta que "los jueces deberán ofrecer una alternativa para obtener datos de la trazabilidad de los animales". Y es que, subraya, los dispositivos no solo sirven para identificar a los propietarios de los animales si éstos provocan accidentes de tráfico o destrozos, sino que también ofrecen datos sobre el origen de la carne para garantizar su consumo saludable.

Si los dueños de los equinos ganan la batalla, las reses quedan liberadas de la obligatoriedad de llevar transpondedores y, posteriormente, reclaman los costes de su colocación, la Xunta "tendrá que estudiar cómo hacerlo". Lo que tiene claro Paula Ulloa es que el hecho de imponer la implantación de los chips sin esperar a que la justicia resuelva, "en ningún caso será un despilfarro de dinero público". "Más despilfarro es que una persona se quede parapléjica por un accidente de tráfico y no logre localizar al propietario para reclamar una indemnización a un seguro", sentencia.

Para facilitar la inyección de microchips, la Dirección Xeral de Producción Agropecuaria abrirá la próxima semana un nuevo plazo para solicitar ayudas. El departamento subvencionará hasta el 40% del coste con cargo a fondos europeos.

Mientras tanto, la Asociación de Gandeiros de Cabalos da Serra da Groba prepara el tercer curro de la temporada para mañana domingo. La cita será en Mougás, en el municipio de Oia.