Marujita Díaz -Maruja o Maru, como la llama Jorge Javier, algo abochornado por el mantenimiento del diminutivo- se va a poner en huelga de hambre. Y no lo hace porque se divulgara, recientemente, su verdadera edad (se resistió a contar las velas de la tarta, negó hasta tres veces a sus amigas y compañeras, todas mayores que ella con diferencia) ni para ver si se deshace del abrazo del oso de Dinio, el cubanito confundido y risueño que ha vuelto a su regazo, a efectos televisivos nada más, como si el tiempo no hubiera pasado. No, lo hace por la memoria de su querida Sara Montiel, ninguneada por la Academia de Cine, cuyos reincidentes desencuentros con todo lo manchego, excepto el queso, roza ya lo endémico. "Al presidente de la Academia, el señor González Macho, le digo que si no conceden un Goya de Honor a título póstumo a Sara Montiel, la estrella más grande que hemos tenido, me podré en huelga de hambre en la calle. Para mí no quiero nada, pero ella se lo merece. Lo dicho, no vuelvo a comer hasta que no se comprometan a entregarlo". ¿Empezaría hoy mismo?, le pregunta un reportero ingenuo. Hombre, no, tampoco es eso, esperaré hasta que lean estas declaraciones. No consta que se haya dejado el catering de Tele5, a día de hoy.

Pensábamos que la prima que le quitaba el sueño a Rajoy era la de riesgo y no, hete aquí que la amenaza estaba en el seno familiar. La que de verdad tenía peligro era la prima política de Mariano, prima carnal de la discreta Viri. Gracias a Ana Belén, aparte de su anatomía, conocemos algo más de la familia: sabemos que los Balboa son "una familia tóxica" y siendo gallegos y estando emparentados con el presidente del Gobierno no es algo que resulte nada tranquilizador. Como que Miguel Ángel Rodríguez, exportavoz del Gobierno Aznar -el retorno- se enfade por la repercusión de su positivo al volante cuando hace tantos años ya. Compara su caso con el de Elena Tablada. Pues justo eso, lo mismo, pase el tiempo que pase, la noticia siempre será "pillan conduciendo con unas copas de más a la ex de Bisbal".

Jimmy Giménez Arnau, exmarido de la otra nieta de Franco, Merry Martínez-Bordiú, reparte estopa. A Rosa Benito le recomienda achuchones "De tíos diferentes, no del paleto y calzonazos de su marido". Se refiere a Amador Mohedano, el hermano de la más grande y padre de Chayo. A falta de otra ocupación, Amador trabaja de sparring. Lo reseñable es la reacción de la cuñada de Rocío Jurado. Primero: tuvo que consultar el Sopena. Segundo: el calificativo le parece descriptivo: "Calzonazos es una persona débil y muy pausada según el diccionario. Y tiene razón". Será que andaba en lo cierto Osho, el filósofo y pensador indio: "Solo hay una clase de maridos: los maridos calzonazos". Porque del exesposo de Belén Esteban, ¿no decían lo mismo?

No lo es, jueves de resurrección, pero lo parece. ¡Hola! obra el milagro. Isabel Preysler y Carmen Martínez-Bordiú posan en portada incorruptibles. Lucía Etxebarría, ocurrente en las redes, las llama cyborgs de couché. Se han pasado con el photoshop, dicen. El photoshop es el nuevo bótox, ahora que Nicole Kidman y otras han renegado de la toxina. La duquesa y Camilo Sesto también resurgen cual ave fénix. La de Alba protagoniza su enésima recuperación milagrosa, no sé si gracias al retoque virtual o a las inyecciones. A Camilo lo que sea -analgésicos para el dolor, señor juez- lo deja, además de con cara de culito de bebé, un poco grogui y, en pleno juicio, se queda traspuesto. Estos estiramientos son la pera, como el papa para Tamara Falcó.

Los de Terra cogen las estadísticas del INE y ¿en qué reparan? Pues que en España hay sólo 129 mujeres llamadas Corinna frente a 53.000 tocayas de la reina Sofía. Bueno, aquí son Corinas, como la rubita del reality de Cuatro, que sirve de excusa para exhibir una insólita colección de tróspidos. En realidad, los españolitos no somos ni muy de Sofis ni muy de Corinas, somos más de María y Carmen. Pero ellos ahí, metiendo el dedito en la llaga. Tampoco son legión las Letizia, y menos con z. Es verdad que nadie puede monopolizar un nombre, pero tú aquí dices Isabel y, con los millone que hay y sin desmerecer, tú piensas en la Pantoja o en la Preysler. Como si dices Mariano, ¿a quién visualizas? ¿al antiguo hombre del tiempo? Pues no, ya no. Letizia no necesita apellidos. Dices Letizia y piensas en la princesa Letizia. Y, sin embargo, lo de la norma antimonopolio de los nombres no es tan así. El de la princesa está blindado, medio blindado, vamos. A ver, Leticias habrá más, Sabater sin ir más lejos, pero reina Letizia ¿cuántas? Por si acaso la Casa Real ha registrado la marca, como la Casa de Alba para vender mermeladas. Para que no le vengan luego con estadísticas plebeyas.

María Patiño se presenta en el saloncito de Ana Rosa con una bandeja y engulle un pestiño. Con su harina, su huevo y su miel. Es su manera, mordaz, de responder al embite que le proporcionó el niño Pantoja. Cuestionaban los cronistas la relación de Kiko Rivera con su ex y su papel de padre. Y Paquirrín -que en eso ha salido a su madre ("no vas a grabarme más", "dientes, dientes", etc)- se picó. Y como rapsoda contemporáneo que es, dijei y monologuista, y en pleno boom de programas gastronómicos lanzó su rima: "señorita Patiño, cómete un pestiño". Qué bonito. Y qué bien traído. Un dulce tradicional típico de Andalucía. No recuerdo si Cantora, en los tiempos en que Cantora y Ambiciones de los Janeiro eran los Falcon Crest nacionales, incluía en el menú, además del pollo a la Pantoja, pestiños. Es posible que sí. Maribel también es muy de tradiciones, de bollos y fiestas de guardar. Y muy defensora de lo suyo, como Kiko. Por eso acaba de recuperar la bata de cola que vestía su réplica en cera que el museo justiciero ha sometido al ostracismo. Por eso, y porque no está la cosa para andar de estreno.