El Papa ordenó ayer a diez sacerdotes de la diócesis de Roma en la basílica de San Pedro, en un acto en el que les ha pedido que no sean "funcionarios" sino pastores que "no se cansen de ser misericordiosos". En su homilía, Francisco instó a ser partícipes de la misión de Cristo para convertirse en la voz del pueblo de Dios "llenos de misercordia y ternura". "Que la doctrina de ustedes sea alimento para el Pueblo de Dios; alegría y sostén a los fieles de Cristo, el perfume de vuestra vida, para que con su palabra y su ejemplo ustedes edifiquen la casa de Dios, que es la Iglesia", afirmó. Esta era la primera ceremonia de ordenación de sacerdotes de Bergoglio como nuevo pontìfice.