El cambio en la disposición de los muebles, la decoración y el color de las paredes puede suavizar el impacto del paciente ingresado en la habitación extraña e impersonal de un hospital. Esta tesis de la artista gallega Mónica Alonso inspira el proyecto "Algo máis de cor", que durante medio año se realizó en el ala de lactantes -niños menores de dos años- del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS). El proyecto permitió a los pacientes diseñar su habitación "ideal" sobre la maqueta a escala del cuarto en el que estaban ingresados: decidir el color de las paredes, el mobiliario, decorar con dibujos la estancia o lo que se les ocurriera.

Alonso presenta los resultados de este proyecto pionero - en el que colaboraron el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) y la Asociación Cultural Sen Marco- en el Seminario "Arte Contemporáneo en el Hospital", que comienza mañana en Palma de Mallorca.

"La idea era, por una parte, ofrecer una oportunidad de ocio a los niños y los padres en esos difíciles días del ingreso. Pero además intentamos que accedan mentalmente a la habitación de la maqueta, que vivan en ella mientras están en el hospital", explica Alonso, defensora del poder terapéutico del arte.

Alonso es doctora en Bellas Artes por la Universidad de Vigo y comenzó a idear este proyecto cuando dio a luz en el hospital. Los resultados de esta investigación pseudocientífica asegura que han sido "sorprendentes". "La respuesta de los padres fue en todos los casos muy positiva. La mayoría de los pacientes a los que llamábamos un mes después del ingreso se acordaban perfectamente del diseño que habían creado, lo que nos da a entender que lo habían interiorizado, que era la intención", destaca.

En relación al color, sacaron también resultados interesantes. "Los colores verde y azul resultaron los más relacionados con cuestiones emocionales como la salud y la felicidad pero con un matiz importante: que fueran un verde y azul no hospitalarios".

Por otra parte, destaca que los colores rojo, fucsia y naranja se identifican con la salud. "Creemos que serían los más adecuados para espacios de estancias cortas", propone la artista.

Respecto al mobiliario, Mónica asegura que los colores más elegidos son el blanco, el azul y el amarillo, colores que les aportan equilibrio y seguridad. "El 100% de los pacientes pidió incluir además algún elemento amable en la habitación; tipo alfombras, cortinas y cojines; lo que nos lleva a proponer que sería interesante introducir en los hospitales elementos de referencia doméstica a través de materiales asépticos".

La transformación de las maquetas se realiza siguiendo las pautas marcadas por una terapia hospitalaria diseñada por la artista -que lleva desde los años 90 desarrollando la teoría del espacio terapéutico- cuyo pilar fundamental es una gama cromática específicamente diseñada para los pacientes, y que pretende abordar y reducir la problemática y potenciar el bienestar del niño y de sus familiares durante su estancia en el hospital.