Dentro de la invasión de angustia y pesimismo que vive España, el escritor y periodista Vicente Verdú (Elche, 1942) deja entrever una luz en la obra "La hoguera del capital"´, galardonada con el quinto premio Temas de Hoy de Ensayo. "No es solo un asunto económico y la codicia de unos pocos; detrás hay un sistema político descompuesto, es decir, que la democracia representativa y parlamentaria está hecha escombros y no ha actuado para corregir lo abusos del sistema económico sino que ha entrado en la misma corrupción", afirma.

–Dígame qué está pasando.

–Está pasando que estamos cambiando de época; se troncha un período y, como en los fenómenos de derrumbe, no todo queda al mismo nivel, provocando un desajuste. Muchos valores que aplicamos ahora son valores recibidos de antes, que continúan con inercia y que son incapaces de valorar esto ajustadamente. No es solo un asunto económico y resultado de la codicia de unos pocos, que sí ha ocurrido, detrás está que el sistema político está descompuesto, es decir, que la democracia representativa y parlamentaria está hecha escombros y no ha actuado para corregir lo abusos del sistema económico sino que ha entrado en la misma rueda de corrupción, creando una bola criminal que está matando a la gente a millones, como lo haría una guerra mundial.

–Si hemos superado una guerra civil, una posguerra y un dictadura, ¿seremos capaces de superar esto?

–Eso está garantizado. No solo para los españoles sino para el resto de Occidente. Además, no creo que falte mucho para que la tendencia se invierta. Ese es mi cálculo optimista. Yo creo que ya se ha hecho bastante sangre, se han producido bastantes víctimas para que lleguemos a aterrorizarnos de las políticas que se emplean y como consecuencia irán cambiando y darán un respiro. No me cabe en la cabeza que estos recortes vengan porque Alemania sea el kaiser de la nueva época. Han sido muchos intereses económicos unidos a la política alemana, pero también han intervenido los grupos hiperpoderosos.

–España va a subastar bonos del Tesoro y las bolsas cierran en rojo, la prima de riesgo se dispara... y cuando vendemos, con interés alto, todo se estabiliza.

–Eso se nos escapa, pero la gente que tiene información privilegiada la usa en contubernio con los políticos. La falta de conciencia es muy evidente. Pero cuando empezó el asunto no había malicia en mucha gente, sencillamente había que sacar provecho de eso como todo el mundo. ¿Cómo están dejando pasar a Grecia por unas condiciones más penosas que las que hicieron pasar a Alemania cuando perdió la II Guerra Mundial? Pues igual que en una guerra se tiran bombas sin pensar que van a matar a personas, a niños... Aunque no es época de guerras, es época de cooperación, por eso yo creo en la salida sin mucho tardar, porque la revolución no es ya la que arregla las cosas sino la cooperación. Y eso lo representan las redes sociales que benefician a todos gracias a la vinculación y no a destrucción del enemigo.

–¿Usted es de los que tiene fe en que Hollande dé un revés a la situación si gana a Sarkozy?

–Hollande es un blandungo, no sirve para nada. En Francia no es muy estimado, pero es que claro Sarkozy es subestimado. Los franceses nunca podían ni imaginar, con su capacidad de crítica y pensamiento, un presidente tan vulgar como Sarkozy. Es un tipo mediocre y una persona poco representativa de lo que es Francia, que basa su historia en la cultura. Así como en EEUU un presidente culto es sospechoso de comunista, no les gusta que piense mucho, por eso los presidentes norteamericanos tratan de hacerse populacheros.

–¿Hay posibilidades de que la población se revele? ¿Será el modelo del 15-M?

–El 15-M es muy simpático, pero es un movimiento para hacer lo que ha hecho, manifestar el malestar social de manera pública, pero desde el punto de vista de la eficiencia es que ni siquiera tiene un programa. Son como niños pequeños, dicen a todo no, no... Para mí la revolución está en las redes sociales.