El buque "Ramón Margalef" aún huele a emoción y a nuevo. Este barco oceanográfico que tomó el pulso al volcán que puso en jaque a la isla del Hierro en octubre, llegó ayer a las tres de la madrugada a su base, Vigo, tras cuatro meses de campaña inaugural en la que llegaron a trabajar 25 personas.

Puso fin a las doce fases de la campaña Bimbache –bautizada con el nombre de los primeros pobladores de la isla– y lo hizo con un estreno histórico en resultados: cartografiaron el cono volcánico más joven jamás hallado. El hito de captar un volcán en erupción. En las entrañas de ese gigante que fue construido en un astillero vigués y que está atracado en los pantalanes de Orillamar, el buque oceanográfico más moderno y mejor dotado de la flota del Instituto Español de Oceanografía (IEO), aún se percibe esa atmósfera. El casco amarillea por los efectos de la acidez del mar en las inmediaciones del volcán, que surcó a pocas millas –a medio kilómetro, según el capitán–. Y allí mismo reconocen haber sentido las erupciones, como golpes contra el casco.

La emoción se respira en los gestos del oceanógrafo Jesús Rivera, de Madrid, cuando habla de una experiencia "irrepetible en la historia" y de datos únicos para la comunidad científica mundial; también la albergan los ojos del capitán, Luis Gago, de Bueu, cuando habla de asistir al nacer de un volcán submarino; o del jefe de flota, José Ignacio Díaz, cuando explica que la presencia del barco allí "dio a la población de La Restinga tranquilidad".

Pese a la expectación inicial con el Liropus 200, un robot submarino capaz de filmar los fondos marinos y tomar muestras o medir corrientes, este no fue la clave de los estudios. Las aguas estaban aún muy turbias en la zona de erupción, asegura el oceanógrafo. Así que el sistema con el que realizó la cartografía de la zona submarina se basa ecosondas. Es el mismo que utilizan murciélagos o delfines. Funcionan emitiendo un sonido y estudiando el eco que produce. Dependiendo del tiempo que transcurra entre la emisión y la recepción de las ondas se puede evaluar la distancia y en qué han golpeado y así "dibujar" los fondos marinos. El buque fue diseñado y construido para emitir niveles muy bajos de ruido radiado al agua, un "firma acústica" baja que no produzca interferencias.

Para el IEO posiblemente el de El Hierro sea un acontecimiento "único". "No hay precedentes, son datos únicos para la comunidad científica internacional", aseguró Rivera. "Es la primera vez que se cartografía un volcán en erupción". Pendientes de que un vulcanólogo evalúe los resultados, coinciden en destacar que han remitido.

El jefe de flota del IEO, José Ignacio Díaz, constató que la actividad de este volcán, que sigue activo, ha tenido un "impacto ambiental importante", aunque "era previsible". Así, tras asegurar que la vida que desapareció en la zona del volcán volverá a renacer cuando la actividad volcánica muera. Miembros de la tripulación también aseguraron ayer en el buque que habían hallado muchos peces muertos.

A los galeones de Cíes

Ahora el buque estará varias semanas en Vigo, mientras se realiza la revisión de los motores y nuevas pruebas en zonas aún por estrenar como el parque de pesca así como labores de mantenimiento. Entre los destinos que constan para las próximas campañas de estudio de ecosistemas están el Cantábrico y el Golfo de Cádiz. Aunque el IEO confirmó ayer que atenderán la petición de buscar los galeones hundidos en Cíes, la participación en las labores del "Ramón Margalef" aún queda pendiente de la reprogramación.

Esta campaña ha recopilado millones de datos oceanográficos y miles de muestras de rocas, agua, plancton y organismos marinos. El trabajo en que el participaron en turnos de 12 horas científicos, ha brindado información importante para la seguridad de la población y avanzará en el conocimiento del vulcanismo submarino.