“La acción de las mafias rusas no se trasluce en índices de seguridad ciudadana y por eso el ciudadano medio español no tenía percepción de su peligro pero es algo peor: son especialmente peligrosas para la soberanía y seguridad nacional”. Eso dijo ayer en el Club FARO el periodista de ABC Pablo Muñoz, que con su colega Cruz Morcillo vino a hablar a Vigo de las mafias rusas en España.

Presentador por el periodista Ánxel Vence, habló en primer lugar Pablo Muñoz para asentar una idea central: lo que buscan estas organizaciones criminales es colonizar al estado, ponerlo a su servicio pero no que desaparezca ya que se sirve de la infiltración en sus propias instituciones. Mientras Muñoz se centró más en la teoría o sociología de estas organizaciones, Cruz Morcillo habló de operaciones o casos concretos. A ambos les ha publicado Espasa el libro “Palabra de Vor. Las mafias rusas en España”. Estas fueron sus afirmaciones principales.

La mafia rusa. “Es seguro es que es una de las más importantes del mundo y dispone de un potencial económico suficiente para poder desestabilizar la economía de cualquier país. Eso hace que sean especialmente peligrosas para la seguridad y la soberanía nacional”, dice Muñoz. Para Morcillo “hay que tener claro que no hablamos de unos grupos criminales al uso. Las tramas mafiosas rusas disponen de tres patas: una delictiva, encargada del delito base (secuestros, extorsiones, tráfico de drogas, armas y personas, asesinatos…) ; otra dedicada a la corrupción política, judicial y de las Fuerzas de Seguridad, y la última económica, con especial incidencia en el sector de la energía”.

La policía española. Según Muñoz, en la lucha contra esta mafia en España “ha sido fundamental el trabajo de muchos años del Servicio de Información de la Guardia Civil, de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Policía, de las Fiscalía Anticorrupción y de los jueces de instrucción de la Audiencia Nacional. Hay que decir, además, que hasta 2005 solo eran un puñado de hombres los que se encargaban de estas investigaciones, en las que pocos creían. Hoy, sin ninguna duda, España está en la primera línea mundial del combate contra la mafia rusa. Por otra parte, en España disponemos de unas extraordinarias Fuerzas de Seguridad que hacen su trabajo a la perfección”.

Tribunales. Según Cruz Morcillo “el problema es que cuando esos asuntos pasan a depender de los tribunales de Justicia lo que se observa es una falta de preparación que lleva a los jueces a dictar sentencias liberatorias difíciles de entender. Y es que ellos mismos, así como conocen bien el entramado terrorista de ETA y la necesidad de atajar sus brazos político y económico, no saben lo mismo de esta mafia”.

Frente jurídico. “Tienen en su estructura un frente jurídico que, amparándose en su condición de abogados, dejan de ser clientes para convertirse en miembros. Y creemos que hay una inadecuada regulación de las escuchas telefónicas que está afectando a la lucha contra el crimen organizado fundamentalmente”, dice Muñoz.

Sector energético. “En Rusia han penetrado en el sector energético y a través de este poder intentan entrar en los de otros país. Si la mafia rusa controla empresas energéticas, como Repsol, lo podemos pagar en términos de soberanía nacional. Son criminales con el potencial suficiente como para desestabilizar la economía de un país, y esta vía lo facilita especialmente, dice Muñoz.

Asignatura pendiente. Según Morcillo España ha sido el único país capacitado para pararle los pies a la mafia rusa y por eso hasta los americanos han venido a informarse con nuestra policía. El gran reto que tiene España es el crimen organizado y si no pone ahora todos los medios nos arrepentiremos en pocos años”.

Diferentes. Las mafias rusas tienen unas características que las hacen diferentes a las italianas. Ambas utilizan la corrupción para obtener posiciones de ventaja y, en el caso de las tramas del Este, sus auténticos jefes están cada vez más alejados de la actividad criminal, de modo que pasan por ser “honrados hombres de negocios hechos a sí mismos”.