Nació a bordo de una patera, pero se llamará Happiness porque, pese a todo, ha traído la felicidad a su madre, Judith, que viene de Nigeria. Se sabía de embarazadas y niños que habían llegado a las costas españolas en esas frágiles embarcaciones, pero no de ninguna mujer que hubiera parido en tan difíciles circunstancias.

Ocurrió el domingo por la noche. Judith, de 28 años, viajaba en compañía de otros 37 inmigrantes subsaharianos, de los que seis eran menores de corta edad, y trece, mujeres. A la altura de la isla de Alborán, la patera tuvo que detenerse, dados los fuertes dolores de parto que sufría Judith, que dio a luz a una niña de 3,6 kilos con la ayuda de varias de sus compañeras de travesía, siete de ellas también embarazadas.

Para entonces, la patera ya había tocado tierra, y unos minutos después llegaron militares del destacamento de la isla para socorrer a los inmigrantes, la mayoría nigerianos y cameruneses.

Pero la mayor preocupación de todos era el bebé. Tres cuartos de hora después de haber nacido, la niña y su madre, así como el resto de los inmigrantes, fueron llevados a bordo del "Salvamar Hamal", el barco en el que llegaron al puerto granadino de Motril, muy cerca ya de las once de la noche.

Judith y Happiness gozan de un buen estado de salud y están ingresadas en el Hospital Santa Ana de Motril. Y en ello seguramente habrá tenido mucho que ver el agente de la Guardia Civil Carlos Puche, que llevó a la pequeña pegada al pecho –y metida dentro de su propia ropa– durante toda la travesía entre la isla de Alborán y Motril, de unas dos horas de duración.

Puche dijo ayer a "Efe" que se sentía "tranquilo cada vez que escuchaba llorar" a Happiness pues así sabía que "estaba viva". Y es que, según relató el agente a la Cadena Ser, "al principio el bebé no se movía, estaba frío, estaba mojado..."