Lo suyo es la nueva cocina musical, la que mezcla melodías de diferente procedencia para reinventar un estilo. La banda madrileña Hola a todo el mundo, considerada una de las "apuestas" musicales de 2010 por algunos críticos, es el resultado de agitar en una coctelera un xilófono, unas gotas de campanas, la melodía del banjo y un buen gusto de violines, guitarras y teclados. Todo aderezado con letras positivas en inglés que tienen como resultado un manjar apto para quienes buscan alegría de espíritu en un concierto.

El plato, con calidez y color contra el frío, se degusta con guarnición de cinco miembros disfrazados de post-hippies mañana en el Aturuxo de Bueu (21.00 horas); en La Fábrica de Chocolate de Vigo el lunes a las 21.30 y en la Karma de Pontevedra el martes con entradas a diez euros, dos menos en anticipada.

Nacidos en el año 2008, Hola a todo el mundo editaron su primer disco esta primavera siendo fichados para diferentes festivales como el del Norte en Vilagarcía o Cultura Quente. Aseguran desde la banda que "este primer disco nos ha salido un poco folky", entendido como tal una aproximación al folk norteamericano con un cierto aire de liturgia religiosa para el ánimo del espíritu.

Letras ambiguas

"Las letras son un poco ambiguas, reconocen, esperando que cada oyente las interprete a su manera Son positivas, luminosas y vitales que sirven para la exaltación de la vida".

Para frenar tanta alegría de vivir, se incluye un toque de tragedia en algunos temas. "Tiene que haber un contrapunto; sino sería un mundo irreal", explican un grupo de amigos que, ante todo, montaron un grupo "por la necesidad vital de hablar y plasmarlo en música". Así son Hola a todo el mundo.