Convertir a los escenarios en el lugar de trabajo no es tarea sencilla. Ellos cantan, bailan y actúan y quieren hacer de su pasión su profesión. Para ello, los jóvenes gallegos protagonistas de este reportaje se han mudado a Madrid o Barcelona en busca de mejores oportunidades que las que les ofrece Galicia. Aunque en las grandes ciudades hay una mayor oferta de trabajo, advierten de que también la competencia es mucho mayor.

El auge de los musicales se ha convertido en una buena opción para muchos de ellos, aunque se trata de un trabajo con fecha de caducidad en el que, por muy bien que lo hagan, una vez que se cierra el telón, no hay posibilidades de continuar.

Son ya todos unos profesionales en el mundo de los castings, unas pruebas con las que la mayoría no están muy de acuerdo pero que, en muchas ocasiones, son la única puerta para formar parte de un espectáculo. Sometidos a pruebas diarias, viven con la incertidumbre del futuro y no pueden hacer planes profesionales de más de dos meses. Sin embargo, para Marcos Pérez, Rocío Caamaño, Jazmín Abuín, Janet Novas y Anuska Alonso, merece la pena la inestabilidad por la satisfacción de estar intentando cumplir su sueño y tener un público al que ofrecérselo.

Marcos Pérez - Cantante y actor

De dependiente de Zara en Ferrol, Marcos Pérez decidió hace cinco años ir a Madrid para cumplir su sueño: subirse a un escenario.

A sus 32 años, Marcos se recuerda desde niño "siempre cantando y bailando". Se dedicó primero a los bailes de salón, donde ya destacó consiguiendo varias medallas, pero no era en la pista de baile donde encontró su espacio.

"Me atraían mucho los musicales y por eso me fui a Madrid a probar suerte", justifica. Al principio tuvo que volver a ponerse tras el mostrador de un Zara para poder pagarse las clases de canto y baile en la capital, pero pronto comenzó a presentarse a numerosos castings y descubrieron su talento. "El primero en el que me cogieron fue ´Quisiera ser´, del Dúo Dinámico y de ahí pasé a ´Jesucristo Superestar´ y los infantiles ´Andersen´ y ´Peter Pan´", con el que este verano ha estado de gira por México representando al fantástico personaje protagonista. "Profesionalmente ha sido una maravilla para mí encarnar a este niño que en realidad ya no lo es. ¡Es toda una descarga de energía en cada actuación!", exclama.

En estos momentos, Marcos se encuentra en Barcelona, de gira con el musical "Forever King of pop", un tributo al desaparecido Michael Jackson. "Nos pasamos mes y medio aquí y nos ponen unos apartamentos en Barcelona y, luego, a seguir la gira por toda España; es durillo pasar tanto tiempo fuera de casa pero al menos nunca caes en la rutina porque estás haciendo lo que te gusta", opina el artista gallego.

Los castings son ya para Marcos una prueba menos dura. "Bailar, actuar y cantar todos los días en un musical te da una soltura enorme para luego enfrentarte a este tipo de pruebas", asegura.

El hecho de ser chico no le ha abierto más puertas. "En la danza quizás sí tenemos ventaja, por ser menos que ellas, pero en este mundillo de los musicales estamos en igualdad", comenta.

En un futuro cercano, Marcos desearía centrarse en el mundo de la interpretación, para lo que lleva meses formándose en una escuela. "Bailar me encanta, pero la vida del bailarín es muy corta", dice. Sin embargo, es consciente de que "los castings para televisión son aún más complicados y, al final, siempre se mueven las mismas caras", lamenta. Pero esa realidad no le echa atrás tampoco en este nuevo objetivo: "El no ya lo tienes; siempre hay que intentarlo, no cerrarte puertas, ser positivo y tirar para adelante".

Anuska Alonso - Bailarina

"Las audiciones me siguen poniendo nerviosa pero, realmente, que te elijan no depende mucho de lo que hagas sino que ya buscan un perfil fijo". La que habla conoce bien este mundillo. Se llama Anuska Alonso, nació en Vigo hace 26 años y, desde los 19, se busca la vida en Madrid para conseguir hacer lo que más le gusta: bailar.

Sus primeros pasos los dio a los 3 años en unas clases de baile gallego y, a los 10, "yo insistía a mis padres en que aquello me gustaba y me metieron en la escuela de Esperanza Arrondo", recuerda. Con la conocida profesora viguesa se formó durante diez años en las técnicas de la danza clásica, contemporánea y moderna.

Con esa base sintió que era el momento de dar el salto a la capital y a los 19 comenzó a estudiar con Carmen Senra y, después, en el Conservatorio. "Me faltan unas asignaturas para terminar la carrera de contemporáneo, pero compagino las clases con el trabajo en algunas compañías, colaborando o haciendo sustituciones", describe la joven que, a pesar de no parar ni un instante, "cuesta mucho sobrevivir en Madrid y siempre tienes que compartir piso", indica.

Anuska también se ha lanzado a la creación propia y, junto a Mar López, forma un dúo que ha estrenado "A 2 cm. del suelo" en el festival "Ellas crean" que "ha funcionado muy bien".

La bailarina vive con la sensación continua de que hay que aprovechar el día a día. "Ahora tienes trabajo y, de repente, es la nada; tienes que aprender a vivir de esta manera y coger todo el trabajo que puedas mientras lo hay, aunque pases etapas agobiada".

Janet Novas - Bailarina

A los cuatro años, Janet ya intuía que con su cuerpo podía comunicar tanto o más que con su aún restringido vocabulario. Esta porriñesa que ahora tiene 28 años comenzó con las clases de gimnasia rítmica y de baile gallego para, ya en la adolescencia, pasarse al baile moderno y contemporáneo. "Unos cursos que tomé en Vigo con Chevi Muraday me descubrieron la danza contemporánea y me di cuenta de que aquello me gustaba de verdad", recuerda.

Así, sin ningún miedo, con sólo 18 años hizo las maletas y se mudó a Madrid, donde estudió primero en la escuela de Carmen Senra y después en el Conservatorio de Danza. "Me fui a Madrid porque me decían que si realmente quería dedicarme a esto, tenía que salir de aquí; en esos momentos en Galicia había muy poca cosa, aunque ahora hay algo más. Me fui dejando llevar", confiesa.

Durante estos años, Janet ha sabido buscarse la vida aunque, advierte, "es bastante duro porque los planes son como mucho de dos meses y nunca sabes qué va a pasar después; en Madrid, con mi sueldo, sobrevives y poco más, pero no me gusta la opción de las quejas; hay que aprender a seguir adelante".

La bailarina gallega ha formado parte durante cuatro años de la compañía Provisional Danza, dirigida por Carmen Werner, "que sigue siendo un apoyo muy grande para mí junto con Ricardo Santana", destaca. Ahora es "freelance total" y, aunque tiene su residencia en Madrid, "viajo continuamente donde surgen proyectos".

Va recogiendo los frutos de estos diez años de esfuerzo y este mes ha estrenado en el festival Madrid en Danza un solo de creación propia, "Cara pintada, el salto de la rana y otras pequeñas historias", que le seleccionaron en el apartado de nuevos creadores. "Es una oportunidad muy buena para darme a conocer", asegura.

No es muy aficionada a los castings ya que asegura que este tipo de pruebas son "muy frías". "En danza es mejor tomar primero clases con las compañías y que te conozcan personalmente o, incluso, hacerles tú saber que estarías interesada en trabajar con ellos. De hecho, nunca me cogieron por una audición", describe la bailarina.

Aunque haya elegido Madrid como "base", Janet no desaprovecha ninguna oportunidad para bailar en su Galicia. "El Teatro Ensalle ha hecho un gran trabajo con la danza contemporánea y siempre que podemos participamos en sus festivales", afirma.

Rocío Caamaño - Cantante

Su padre era el director del coro de su colegio en Cee, una pequeña población en la Costa da Morte, y de otras dos formaciones. Así que Rocío vivió de forma natural comenzar a cantar. "A los 2 años mis padres me llevaban a los ensayos y desde muy pequeña me aprendía las letras en latín y en gallego", recuerda la joven, que ahora tiene 27 años.

Cuando tenía 12 años, "a escondidas", llamó al programa "Menudas estrellas" y la seleccionaron para participar. "Hice varios castings y llegué hasta cuartos de final", relata Rocío que, aunque reticentes al principio, en seguida contó con el "apoyo total" de sus padres. "Así de pequeña empecé en el mundo de los castings, pero me hacía mucha ilusión y creo que fue una una buena experiencia", comenta. Además, tras participar en ese programa, le llamaron en Galicia muchas veces para ir a "Luar" y al "Tekele show", concurso que ganó en 1999.

Rocío quería cantar, estar sobre el escenario. Lo tenía claro pero, para asegurar su futuro, compaginó su pasión con los estudios de magisterio musical, primero en Santiago, y de Musicología después en Oviedo.

Otro concurso, "Supermaster", fue su trampolín para grabar, hace dos años, su primer disco, "Comprometida". El premio del concurso era grabar el disco. "Todo es con temas sociales; la trata de blancas, los niños de la guerra, el sida, la transexualidad... Fue una experiencia muy buena, pero no tuvo salida porque había poco presupuesto para la distribución", lamenta. Rocío no quiere encasillarse, pero asegura que se siente "más cómoda" en las rancheras, los boleros y los fados, además de "la música de mi tierra".

Hace dos años decidió dejar su trabajo de profesora en Cee y mudarse a Madrid "en busca de nuevas posibilidades". Además, realizó un master de gestión musical que le ha ayudado, ahora, a trabajar como asesora musical en un nuevo canal de televisión dirigido al público latino.

Su primera oportunidad en la capital le llegó al presentarse a Eurovisión con el grupo "Desayuno con diamantes", con un resultado un poco decepcionantes. "No estoy muy de acuerdo con el sistema de votación que se hizo", apunta.

Ahora quiere intentarlo en solitario y con un proyecto personal "en el que mezclo soul y jazz". Tampoco descarta "hacer un disco con versiones gallegas". Pero, como le ha caracterizado a lo largo de toda su carrera, Rocío mantiene los pies en el suelo. "En tiempos de crisis es aún más difícil conseguir algo en el mundo musical; yo lo que quiero es cantar, disfrutar con lo que hago, no ser una estrella", advierte.

Por el momento, no entra en sus planes regresar a Galicia. "Aquí se supone que hay más opciones aunque, no nos engañemos, también hay mucha más competencia y hay que empezar desde abajo", concluye.

Jazmín Abuín - Cantante

El coro del colegio, las clases de danza y el grupo de teatro. A Jazmín Abuín, desde muy niña, le tiraba "todo lo que tuviera que ver con un escenario". Esta viguesa de 27 años ha conseguido hacer de las tablas su hogar y ahora vive en Madrid, rodando de un espectáculo a otro.

A los 12 años se lanzó, junto a su hermana, a la primera prueba de una larguísima serie de ellas durante todos estos años. "Nos presentamos en Santiago a un casting de ´Lluvia de estrellas´ con un tema de Ella baila sola y nos seleccionaron para ir a Madrid; vinieron hasta el colegio para grabarnos, ¡imagina lo que era eso para unas niñas!", recuerda riendo.

A raíz de aquello, se hicieron asiduas al plató de la TVG. "Como somos pocos jóvenes cantantes, nos llamaban para bastantes cosas", justifica.

Pero a los 20 años, Jazmín decidió que era el momento de ir a probar suerte a Madrid. Allí terminó sus estudios de Comunicación Audiovisual y los compaginó con los de Teatro Musical y numerosos cursos de locución, canto y doblaje. "No hay que cerrarse a nada y siempre es bueno seguir formándose", aconseja.

Al terminar la carrera vivió su primera experiencia profesional. "Me cogieron para un musical pequeño y fue muy divertido", apunta. Luego conoció el gran formato al formar parte del elenco de "La Bella y la Bestia", que le permitió, por primera vez, independizarse económicamente de sus padres. "Los musicales son una buena opción; ganas un buen sueldo pero sabes que es un trabajo muy temporal y que, cuando termina, no hay posibilidades de continuar", advierte.

Jazmín no ha parado desde entonces de trabajar. "Siempre hay alguien a quien sustituir, aunque eso me obliga a aprenderme la letra y el baile de todos los personajes secundarios", describe.

"Quisiera ser", del Dúo Dinámico, le permitió disfrutar de su primer papel protagonista. "Estuve todo el 2007 de gira, pero al final no fue demasiado bien en taquilla", lamenta.

Pero la joven viguesa no se amilana por nada y ha compaginado varios trabajos para seguir adelante. "Una temporada estuve por las mañanas con otro musical para niños y por las tardes cantando en una discoteca para mayores. Y en Navidad me iba de gira con el ´Cantajuegos´; lo que no quiero es quedarme parada", afirma.

A pesar de tantísimas horas sobre el escenario, entre ensayos y actuaciones, Jazmín admite que "no siempre he podido mantenerme por mí misma y menos mal que he contado con el apoyo de mis padres".

Aunque por el momento su mayor experiencia está en el mundo de los musicales, Jazmín advierte que su idea no es quedarse estancada aquí. "No he dejado mi carrera de Comunicación Audiovisual de lado y me gustaría introducirme en la televisión, que está menos limitada que el teatro", adelanta. Ahora vive un momento de incertidumbre, "enviando de nuevo currículum a todas partes", pero mantiene intacta su ilusión y sus ganas de aprender nuevas cosas.