Su padre le vendió cuando tenía 6 años "como se vende una cabra". Esta es una de las frases más impactantes de "He jugado con lobos", el libro en el que el escritor Gabriel Janer (Mallorca, 1940) narra la historia real de Marcos, nacido en 1946, que vivió salvaje en Sierra Morena (entre Ciudad Real y Córdoba) durante trece años (entre los 6 y los 19) y que actualmente reside "feliz" en el sur de Galicia, en casa de un matrimonio que le acoge, pero cuyo paradero se mantiene en el anonimato por deseo expreso de todos los protagonistas de esta historia. Marcos nunca llegó a casarse ni tuvo hijos, pues "sus relaciones con otras personas siempre son complicadas", afirma el autor.

Treinta años le ha llevado a Janer, catedrático de Antropología, plasmar literariamente el relato de Marcos, un caso con el que tropezó por casualidad a través de un amigo y sobre el que realizó su tesis doctoral.

Janer conoció a Marcos en Mallorca hace 30 años, cuando trabajaba en la cocina de un hotel. "Me contó su terrorífica historia; elaboré mi tesis, visité los pueblos donde estuvo; hable con la gente que le conoció y le ayudó,..." recuerda. "Grabé muchas cintas e incluso hice una pequeña película", explica el autor, quien insistió en que siempre quiso que el libro estuviera escrito "en primera persona y sin añadir nada que no fuera legítimo, ninguna aventura nueva ni nada que él no me hubiese contado".

Esa fidelidad al relato de Marcos fue "la clave" para mantener la pureza e inocencia que desprende la narración sobre este niño que creció salvaje.

Pero la historia de Marcos no es un cuento idílico, sino un drama horrendo, como tantos, de la posguerra española. Marcos perdió a su madre cuando aún era muy pequeño, y cuando tenía seis años su padre le vendió, aunque antes de ello hubo de soportar buenas raciones de palos de su madrastra.

Comprado por un terrateniente para cuidar de sus rebaños de cabras en un valle abrupto de Sierra Morena, Marcos queda al cuidado de un pastor viejo, enjuto y malencarado, Damián, que pronto desaparece, por lo que el niño queda a su suerte, sin otra compañía que la de los lobos, águilas, ciervos, ratas y una zorra y una culebra que velan por él hasta extremos insospechados. Le lleva comida a los lobos, porque piensa que son su familia; tenía una zorra siempre a su lado y se alimentaba de bellotas, madroños, frutas del bosque, patatas y leche de las cabras que cuidaba; mataba conejos y algún ciervo. Según cuenta Janer, lo encontraron en 1965 con el pleo hasta las rodillas, largísimas uñas y en una situación miserable.

¿Ficción o realidad? Janer insiste en que no ha añadido una línea al relato de Marcos, a quien define como un chico "con una inteligencia especial" y que nunca supo por cuánto dinero le vendió su padre.

La forma en que el niño se da cuenta de cuánto quieren los animales a sus crías mientras que él nunca ha recibido afecto de sus padres es, para el escritor, otra de las muestras de la inteligencia del protagonista: "una persona que no hubiera sido inteligente no habría sobrevivido", sostiene.Esta "historia terrible de marginación" con el trasfondo de la posguerra española tiene, a juicio de su autor, un punto optimista. Y es que "demuestra hasta qué punto el ser humano es capaz de vencer a las adversidades, cómo se adapta y empieza a recrear una historia en su imaginación".

Película sobre Marcos

En la actualidad el cineasta Gerardo Olivares está a punto de finalizar el rodaje de una película basada en la historia de Marcos que llevará por título "Entre lobos", con Juan José Ballesta como protagonista y con Carlos Bardem y Sancho Gracia.