Ya no sirven sólo para decorar la tele del salón, ni se usan exclusivamente para testimoniar, en un llavero, el paso por la ciudad: Los nuevos objetos de recuerdo homenajean monumentos y tradiciones con diseños exclusivos en los que los siempre lucrativos tópicos son llevados a las últimas tendencias.

El toro de Osborne y los imanes con la Puerta de Alcalá siguen siendo los regalos preferidos de los turistas que visitan Madrid, pero la industria del "souvenir" no se da por estancada, y cada vez son más los comerciantes que quieren deshacerse de la producción en serie y 'made in China' de flamencas de plástico para crear recuerdos nuevos e innovadores.

En "Madrid al cubo", situada a unos metros de la céntrica Plaza Santa Ana, no hay nada parecido a los clásicos platos de porcelana, pero eso no quita que la tienda esté "al servicio" de la ciudad, de tal forma que sus dueños la entienden como "una especie de templo" en la que uno de los productos estrella es un felpudo que imita las tapas de alcantarilla de la capital. "La idea era coger imágenes reales y bonitas de Madrid para hacer cosas con ellas", explica a Efe Gloria, dependienta de la tienda, quien además detalla que, en el diseño de los productos, se "saca punta, de forma respetuosa" a los tópicos castizos.

Las flamencas de plástico que invaden los comercios del centro de la capital se han transformado aquí en unas "morenazas" jóvenes y sensuales, que, sin perder el clavel reventón del peinado ni el rojo chillón de los labios, aparecen modernas y divertidas en camisetas, abanicos y tazas de café.

Los extranjeros "tardan en entender el concepto", asegura Gloria, y, por ahora, son los madrileños los que se llevan los cuadros 'pop' de la Gran Vía o el muñeco de cuerda del policía municipal, mientras que los turistas internacionales se inclinan más por las originales postales, los imanes y las camisetas.

Y es que los extranjeros se muestran especialmente tradicionales a la hora de llevarse un recuerdo de Madrid, y, en ese sentido, siguen liderando la clasificación de ventas los abanicos de flores y los toros en miniatura. La familia Simón es consciente de esto, y por eso en su comercio de la Plaza Mayor, llevan más de cincuenta años apostando por "las cosas típicas".

La crisis y la competencia no pasan desapercibidos, y desde detrás del mostrador explican que "se vende muy poco" y que lo que compran los turistas es "lo más baratísimo", como los llaveros o los imanes. Poco les importa que, en realidad, todos esos productos folclóricos fueran fabricados a miles de kilómetros del país y se resisten a pagar "los artículos buenos, de artesanía española", como las espadas toledanas o los mantones sevillanos, los más demandados hace unas décadas.

Algo más allá han ido los dueños de "Fortunata", un comercio que, en lugar de souvenirs ofrece "objetos culturales", o al menos así llama Carmen, dependienta del comercio, a piezas como la puerta de Alcalá en miniatura y en varios colores o los abanicos con textos del Quijote.

El éxito de esta tienda ha venido de la mano de un departamento de diseño que se dedica a "renovar constantemente" su colección y ver "qué tendencias hay en la moda, en el mundo de la cultura y del arte" para luego aplicarlas a pequeñas figuras como las meninas que cubren sus estantería.

Pero ningún comerciante pretende engañarse: no es la originalidad lo que busca el turista cuando compra un souvenir, sino un trozo de la ciudad que, aunque tal vez no la represente, al menos sí es un recuerdo que puede llevarse en la maleta.