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Martínez-Brocal: "La revolución del Papa Francisco no es populista sino sencilla, de pequeños gestos"

"No pretende una ideologización de la pobreza; lo que quiere evitar es que los cristianos caigan en la indiferencia global ante el sufrimiento", dice el periodista vaticano

"Para escuchar al Papa Francisco hay que escuchar lo que dice pero, sobre todo, mirar lo que hace y mirar como él mira". Eso dijo ayer en el club FARO el periodista y director de la agencia Rome Reports, Javier Martínez- Brocal, que fue presentado por el juez decano de Vigo, Germán Serrano Espinosa.

"El proyecto del Papa Francisco. Su plan para cambiar el mundo y la iglesia" fue el título de una charla en la que el periodista, autor de "El Papa de la Misericordia" (Planeta), afirmó que, a base de pequeños gestos, que pueden parecer irrelevantes, está cambiando el corazón de la sociedad, el modo de mirar la realidad de muchas personas. "Ya en la misa con que inició el pontificado -afirmó- se bajó del Papamóvil al ver de lejos a un discapacitado que no podía acercarse, al que él se acercó y convirtió casi en un icono de esa misa".

Con ese abrazo, dice Javier Martínez, no solo mandó un mensaje de atención a los discapacitados sino de cómo la ternura puede cambiar la vida de una persona. Y dio otra clave que para él tiene esta nueva personalidad pontificia "franciscana" : "El Papa -dijo- ha inventado un nuevo modo de liderazgo, el de servicio. Se puede cambiar la sociedad a base de cosas pequeñas que se aprenden en casa, cosas tan simples como que en la comida no se debe usar el móvil: pequeños gestos que pueden ir cambiando el mundo desde la base cotidiana. Algo así como construir la paz en casa para reconstruirla en el mundo. Francisco es un Papa que cura heridas. Que con gestos pequeños pero muy significativos consigue cambiar los corazones de las personas. Eso me intrigaba mucho y dije: esto tenía que contarlo".

La revolución sencilla

El Papa da mucha importancia a los pobres pero su opción no es ideológica, no quiere una Iglesia ideológica, una ideologización de la pobreza, sino católicos que no sean indiferentes ante el sufrimiento que les rodea, ya sea de personas que no tienen hogar, de las que no llegan a fin de mes, de los refugiados... Pero también de los pobres de la soledad como los ancianos. Lo que le preocupa es la globalización de la indiferencia ante el sufrimiento que nos rodea. Es, a su vez, un Papa que no deja a nadie indiferente y esta es su revolución, que es muy sencilla, no populista, sino la de quien predica que debemos estar atentos a cada persona. La revolución de Francisco no sólo abarca a la curia de Roma o a la Iglesia sino a todo el mundo y que sus gestos y mensajes se pueden resumir en una palabra: misericordia."

Martínez-Brocal, que iba desgranando su teoría sobre la personalidad papal con muchas anécdotas entreveradas que hacían aún más atractiva la charla, resaltó otra palabra que para él es básica a la hora de entender al Papa: la acogida. "Hay una virtud cristiana -nos dijo una vez el Papa a los periodistas-, de la que se habla poco a pesar de su gran importancia: la de la acogida.Quizás saber acoger a las personas no resuelva los problemas pero es un bálsamo que ayuda a sobrellevarlos. Y para eso hay que saber ponerse en la piel del otro".

Un eslogan del pontificado papal que el director de Rome Reports resaltó también: custodiar con ternura. "Él dice que hay que predicar continuamente -afirmó- y cuando no se entiende, hacerlo incluso con palabras. Lo que quiso resaltar es que lo primero son los hechos, los gestos, que pueden ir cambiando las cosas sin necesidad de nada extraordinario".

Efecto contagio

Y el efecto contagio también formó parte del argumentario del periodista vaticano. "Es un Papa con gran humanidad, cuyos gestos tienen capacidad de ser contagiosos y de curar heridas. De ello forma parte su idea de la alegría contagiosa, su propuesta de tener algo de Dios dentro y manifestarlo con alegría. Y es un Papa capaz de tomar decisiones fuertes pero con ternura, práctica que, por cierto, le aconsejó a la presidenta argentina".

Javier Martínez-Brocal afirma que este Papa no mira para otro lado. "No se conforma con gestos de solidaridad sino que quiere cambiar las cosas. Pide a la Iglesia que, más que proteger un mensaje, se dedique a proponer el mensaje. El mensaje como es bueno se protege a sí mismo. Y compartir la alegría. Ese preocuparse por el otro, esa capacidad de enseñar a aprender de las otras situaciones, ambientes, personas, porque los pobres tienen mucho que enseñar".

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