Una de las áreas que más tarde se deteriora en la enfermedad de alzhéimer es el córtex prefrontal, precisamente la que se activa cuando se escucha música y se evocan recuerdos. Recuperarlos, evocar la memoria, es lo que ansía cada enfermo y sobre todo, quienes le rodean. La ciencia investiga si, de momento, la música puede hacer algo.

Eso es, precisamente, lo que defiende la musicoterapeuta especializada en geriatría y demencias, Mónica de Castro, que la música puede ayudar a personas con alzhéimer a recuperar recuerdos de experiencias positivas de su vida. Se sabe que la música tiene beneficios terapéuticos: cuando escuchamos música se activan partes de los lóbulos temporales; en la circunvolución temporal media existe una zona que se relaciona con la identificación de una música conocida. Y si cantamos una canción que conocemos se activan zonas del lóbulo frontal relacionadas con la memoria.

Un estudio realizado en 2009 en la Universidad California Davis muestra como en el córtex prefrontal medial de una persona sana existe un área que se activa cuando escuchamos una música conocida y evocamos recuerdos autobiográficos. Este hallazgo es especialmente valioso para ayudar a personas con esta enfermedad a recuperar recuerdos asociados a experiencias positivas de su vida a través de la música.

De hecho, la firma "Sanitas" va a colaborar en un estudio que desarrollan Blanquerna y la Universidad de Alabama (EE. UU.) para conocer los efectos de la musicoterapia en el comportamiento de las personas con demencia, en su funcionamiento cognitivo y en sus niveles de cortisol en saliva. En concreto, los expertos van a intentar comprobar si el cortisol, la hormona que ayuda a regular el estrés y cuyos niveles varían positivamente en aquellas personas sanas que se someten a sesiones de musicoterapia con regularidad, también varía cuando se trata de personas con demencia, especialmente en sus fases más avanzadas. Uno de los aspectos más relevantes del estudio es el perfil de sus participantes, ya que son pacientes con alzhéimer y otras demencias en fases moderada y avanzada que residen en alguna unidad de demencia.

"Podemos decir que la música tiene efectos sobre múltiples áreas del cerebro a nivel, tanto cortical como subcortical, y por lo tanto activa una red muy extensa que tiene una amplia cobertura de funciones", explicó Mónica de Castro, musicoterapeuta especializada en geriatría y demencias, durante una ponencia realizada en el 56 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y el 20 Congreso de la Societat Catalana de Geriatría i Gerontología (SCGG), que acaba de celebrarse en Barcelona.

Se han realizado numerosos estudios con resultado positivo sobre el beneficio de la musicoterapia para el mantenimiento de algunas habilidades cognitivas como el lenguaje, la atención y la memoria en fases leves y moderadas. Algunos centros para mayores en Galicia ya incluyen -aunque de modo experimental- esta práctica.

"El ritmo influye sobre la regulación de la motricidad, la melodía tiene impacto sobre las emociones y la armonía está relacionada con aspectos cognitivos. Otros elementos como la intensidad, el tono, el tempo, la altura y el timbre se utilizan también para ayudar a regular estados de ánimo y aspectos fisiológicos", añade de Castro.

La música desvía el foco de atención de la persona de estímulos que no puede interpretar a un estímulo que tiene sentido, y por tanto tiene un efecto calmante ante estados de ansiedad en fases moderadas y avanzadas del proceso de demencia. Las actividades musicales orientadas terapéuticamente aportan un sentimiento de éxito, mejorando la autoestima en fases leves y moderadas.