La compañía gallega Berrobambán, dirigida por Quico Cadaval, regresa a las tablas con "Pressing catch", un montaje que se vale de esta particular técnica de lucha libre para reflexionar sobre las formas de violencia no física. La obra se estrena hoy en el Teatro Caixanova de Vigo (20.30 horas) y mañana se ofrecerá una segunda función a la misma hora.

El montaje cuenta con texto de Paula Carballeira, que presentará el libro del mismo mañana en Casa del Libro de Vigo. La actriz interpreta también uno de los papeles de la obra, el de la Chorona, una mujer que recurre al chantaje emocional y a hacerse la víctima y resulta ser la más peligrosa del ring. Junto a ella completan el elenco Anabel Gago, que encarna a Lola, una joven de barrio que echa su rabia por la boca como un animal salvaje, y Hugo Torres, que interpreta a un abogado de éxito con una vida familiar fracasada. Todos ellos son controlados por un árbitro (Chiqui Pereira), eterno perdedor en un mundo de ganadores.

"Vivimos en la era del miedo. Tenemos miedo de casi todo y el miedo, además de limitar nuestra libertad, nos nubla el entendimiento y nos hace manipulables. Es curioso que uno de los programas más vistos en los últimos diez años en varias televisiones del planeta sea el dedicado a la lucha", comenta Cadaval.

El proyecto se completa con un combate de DJ´s que tendrá lugar esta noche en la Fábrica de Chocolate con la participación de Bigote Mix y Espalda Kemada.

"En este montaje cobran gran protagonismo la música y las proyecciones de cortometrajes, realizados por Carlos Alberto Alonso, que explican la vida de los protagonistas fuera del cuadrilátero y ayudan a entender su situación", apunta el director, que además ha conseguido conectar perfectamente con el arte urbano, otro de sus propósitos.

La elección del pressing catch –una técnica que simula violencia física sin llegar a provocarla– como metáfora de la vida no ha sido aleatoria. "Queríamos poner el acento en las violencias invisibles, como la sentimental o la violencia del miedo o la superioridad intelectual, que en ocasiones son mucho más dañinas que la física", apunta el director.

Cadaval destaca también la escenografía de la obra, "muy limpia, con materiales reales y colores básicos, que resulta muy efectiva", describe.

Berrobambán ahonda además en aquello que nos impulsa a querer contemplar la violencia, desde el circo romano hasta el formato televisivo del wrestling. Pero sus luchadores y luchadoras no son Hulk Hogan, sino gente de la vida cotidiana con la que cualquiera puede sentirse identificado.