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La busca de los "relectores"

La catedrática viguesa reflexiona sobre las facetas menos divulgadas del poeta, como su amistad con Valle-Inclán o su prosa social y hasta política, para rendirle homenaje

Juan Goytisolo, por Xulio Formoso.

Novelista, ensayista, autor de artículos y reportajes, polemista incansable, defensor de la cultura del mundo árabe, Juan Goytisolo, el primer español que dominaba el árabe dialectal desde el Arcipreste de Hita, se asombraba de que se tomase como una sospechosa anomalía su interés por una cultura y una geografía que están más cerca de España que las europeas y las anglosajonas y que forman parte de la obra de escritores como Cervantes.

En 1954 publicó "Juegos de manos", su primera novela, coincidiendo con "El fulgor y la sangre" de Ignacio Aldecoa, "Los bravos", de Jesús Fernández Santos y "Pequeño teatro" de Ana María Matute. Era la demostración de que algo se movía en un panorama literario presidido por el socialrealismo y la literatura profranquista. En 1956 la aparición de "El Jarama" de Rafael Sánchez Ferlosio supuso la consolidación de una nueva generación de narradores españoles, a la que se denominó generación del medio siglo, autores de una obra realista de tipo crítico, atenta a las condiciones sociopolíticas del país, que consolidó la renovación de la literatura que se hacía en España. El representante más destacado de esta nueva generación fue Juan Goytisolo, no sólo por su amplia obra narrativa sino también por su inquietud intelectual y su producción ensayística.

EL AUTOR Y SU OBRA. Nacido en una familia de clase media alta con inquietudes culturales, los avatares biográficos de Juan Goytisolo (1931) van a influir de manera determinante en su literatura, como en la de sus hermanos Luis y J osé Agustín. La muerte de su madre en 1938 durante un bombardeo de Barcelona por la aviación franquista le situó en su juventud en una ideología política cercana a las teorías marxistas, hasta el punto de convertirlo durante un tiempo en compañero de viaje del Partido Comunista. Tras unos años en París, en los que desarrolló un activo trabajo de divulgación de la literatura española desde medios editoriales y periodísticos, y una intensa actividad crítica y ensayística, a finales de los años noventa Juan Goytisolo fijó su residencia definitiva en Marruecos y desde entonces desplegaba desde allí una amplia campaña en favor de la cultura árabe, adoptando una postura cada vez más crítica con la española, a la que acusaba de aplicar una actitud inquisitorial contra la heterodoxia, en la que se situaba.

En sus primeras narraciones ("Juegos de manos", "Duelo en el paraíso") Goytisolo hizo una novela realista propia de la sociedad infradesarrollada en la que vivía, con la intención no sólo de retratarla sino de criticar sus aspectos más negativos, sobre todo el atraso y la opresión vividas por la mayoría de la población durante la posguerra. En ellas manifestaba su malestar frente al mundo desde una ética de denuncia social inconmovible. Con la trilogía "El mañana efímero" ("El circo", "Fiesta", "La resaca") criticó aspectos de la vida cotidiana del país, como las fiestas religiosas y la marginalidad de la vida en las chabolas del extrarradio. El realismo crítico se acentuó en sus siguientes novelas, "La isla" y "Fin de fiesta". De la interpretación poética de la realidad de sus primeras obras, de fuerte contenido autobiográfico, Goytisolo pasó a adoptar una postura de crítica social tanto en sus novelas como en sus ensayos ("Campos de Níjar", "La Chanca") para intentar, en una tercera etapa de su obra, dar respuestas a lo que es España en sus diferentes manifestaciones: cultura, religión, tradiciones? una actitud que desembocó en la negación de los vínculos que le unían a su país. "Señas de identidad", "Reivindicación del conde don Julián" y "Juan sin Tierra" fueron las obras que definen mejor esta etapa, que además supuso un cambio radical en la técnica narrativa utilizada hasta entonces, tras las convenciones de corte tradicional de su primera época y la breve experiencia conductista que la siguió. "Señas de identidad" fue el inicio literario de su toma de conciencia de la complejidad de España desde una perspectiva realista. La expresión "reinos de taifas" que aparece a lo largo de la obra alude a la división, a la falta de unidad e integración nacional, que terminan por extranjerizar al protagonista, trasunto de sí mismo.

La rebeldía frente a los valores consagrados por la ortodoxia continuó con "Makbara" (1980), "Paisajes después de la batalla" (1982), "Las virtudes del pájaro solitario" (1988), "Las semanas del jardín" (1997), "Carajicomedia" (2000), obras en las que además experimentó con los nuevos lenguajes del modernismo narrativo internacional. En 2003 anunció su retirada de la narrativa con "Telón de boca", una mezcla de ficción y memoria con la que se despedía de la literatura para dedicarse íntegramente al ensayo y a la teoría literaria. Sin embargo, en 2008 publicaba "El exiliado de aquí y de allá", una secuela de "Paisajes después de la batalla" con la que volvía a la ficción.

En la obra de Juan Goytisolo destacan también con luz propia sus ensayos sobre literatura, que escribió desde muy joven, como "Problemas de la novela" (1959), "Furgón de cola" (1968), "Disidencias" (1978), "Crónicas sarracinas" (1981), "Cogitus interruptus" (1999)? en los que se manifiesta su evolución ideológica y cultural. También es destacable su obra memorialista, que se recoge en títulos como "Coto vedado" y "En los reinos de Taifa".

OBRA INCOMPLETA. Nunca he buscado un gran número de lectores sino que siempre he procurado tener el mayor número de relectores.

Esta afirmación que Juan Goytisolo me confesó durante la presentación de los tomos IV y V de su obra completa (publicada por Galaxia Gutenberg) es la mejor definición de una producción literaria y ensayística que, como los buenos vinos, mejora con el tiempo. Los relectores de Juan Goytisolo tuvimos, con la reedición de todas sus novelas y ensayos, una gran oportunidad para saborear de nuevo una obra cuyo trayecto ha marcado de manera decisiva el panorama literario español.

En una entrevista que le hice para TVE, Juan Goytisolo me anunciaba que la novela que acababa de publicar entonces, "Telón de boca" (El Aleph, 2003), era su última incursión en la narrativa de ficción, una decisión sorprendente en un novelista que había proporcionado algunas obras importantes desde que comenzara a publicar, en los años 50, a un ritmo frenético, una novela cada año: "Juegos de manos", "Duelo en el paraíso", "El circo" (todas ellas en el volumen I de sus obras completas), todas de corte socialrealista, hasta que en 1961, tras cinco años sin publicar, decidió dar un giro a su obra. El resultado fue "Señas de identidad", una novela que en su día fue un revulsivo para la narrativa española, tanto por su toma de conciencia de nuestra realidad social y política de entonces como, sobre todo, por la renovación de la técnica narrativa. La desvinculación del escritor con un presente social y político que no le gustaba se manifestó completando una trilogía (Volumen III) que incluye "Reivindicación del conde don Julián" y "Juan sin tierra", que aprovechaba para hacer una crítica inteligente e incisiva de nuestro pasado histórico y sobre todo literario, una época que coincide con la progresiva asunción de su sexualidad. Son los años en los que la oposición intelectual al franquismo comenzaba a manifestarse a través de actividades y publicaciones entre las que sobresalían las de los componentes de la denominada generación del medio siglo, a la que pertenecían también García Hortelano y Alfonso Grosso.

Después de "Makbara" , inició una nueva etapa narrativa con "Paisajes después de la batalla" y "Las virtudes del pájaro solitario" (Volumen III). Su última etapa novelística se cerraba con "Carajicomedia" y "Telón de boca" , mientras paulatinamente su obra se orientaba preferentemente hacia el ensayo ("Contracorrientes", "Crónicas sarracinas" o "Pájaro que ensucia su propio nido") y la autobiografía ("Coto vedado" y "En los reinos de taifas," V). Los dos últimos incluyen sus ensayos literarios y su obra periodística. Con ellos se cierra la obra completa (incompleta, como ironizaba el autor en uno de los prólogos) de un escritor que, a pesar del título de esta edición, estba en una de sus más fructíferas etapas creativas.

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