"Es el mejor momento para hacer el Camino. Y el más seguro; si es que estás solo". Lo afirma el madrileño Adrián Álvaro y coinciden con él Rober Lolo y Sergio Alonso, de Tui, los tres veinteañeros que hicieron etapa ayer en Pontevedra en el arranque de la temporada alta más inusual en la ruta jacobea. El 1 de julio del pasado año 130 caminantes esperaban a la puerta del albergue para ser uno de los 72 primeros en entrar, mientras que ayer pasó por las instalaciones un único grupo, que participó en el simulacro de recepción e higienización antes de continuar la marcha.
"Nada que ver con ningún año", constatan Celestino Lores, presidente de los Amigos do Camiño, y Conchi Torres, que ejerció durante el test de primera hospitalera. Y eso que en el albergue "ves de todo", señalan, "desde el que llega con un par de copas de más al que hay que explicarle que no puede desembarcar con un grupo de críos a la puerta. ¿Qué si ha pasado? Pues sí, con unos franceses con un cura al frente, y hubo que llamar a la policía".
De todas formas, se les buscó entonces un reacomodo, "pero ahora esa manga ancha sería imposible", explican los portavoces de los 40 hospitaleros que se turnarán este verano para estrenar la nueva normalidad en el Albergue.
Aunque muy pocos, los peregrinos no se hicieron esperar. "En Madrid hemos tenido bastante menos restricciones que las que me estoy encontrando, así que no me da miedo", destaca Adrián Álvaro, que empezó el Camino en Tui el pasado martes. Coincide con sus compañeros en que apenas ha encontrado otros peregrinos "y de hecho he tenido el albergue solo para mí".
Los dos gallegos peregrinan por motivaciones de forma física "y para conocer nuestro propio patrimonio, somos de Tui y queríamos conocer la ruta", mientras que el madrileño hizo una promesa a Santiago. "Opositaba este año y como las pruebas se cancelaron aunque la promesa no se haya podido llevar a cabo se lo tenía debido", explica antes de bromear con que le está anticipando el ofrecimiento al Apóstol, que ahora le estará en deuda.
Han hecho una primera etapa dura hasta Redondela, probablemente con excesiva carga, y pasaron la noche en albergues de la ciudad del Lérez. Para ayudar en estas situaciones también ayer Correos retomó, con nuevas medidas de seguridad, el servicio Paq Mochila, en el que los carteros llevan las maletas de los peregrinos del Camino, etapa a etapa, hasta cada alojamiento.
Busca ser una opción masiva para los miles de peregrinos (más de 94.000 el pasado año) que convierten al Camino Portugués en la segunda ruta jacobea de más éxito. Los primeros caminantes, madrileños y gallegos, no representan el perfil mayoritario de los cientos que se esperan en adelante.
Grupo de peregriños ortodoxos, ayer ante el albergue. // FdV
"Hay reservas para agosto", señalan desde el albergue al recordar que "el pasado año nos visitaron peregrinos de 170 países, y es ante ellos que nos interesa visibilizar la máxima seguridad". Así, a pesar de que solo un caminante acudió en toda la jornada, las instalaciones repitieron sus test de seguridad, en este caso con el grupo de una iglesia ortodoxa madrileña que se animó a probar los filtros para acceder a las instalaciones, como toma de temperatura, higienización de manos, bolsas para mochilas y zapatos, desinfección de calzado etc.
Se ha reducido el aforo a 22 personas e inutilizado parte de las literas y los próximos meses serán, reconocen los hospitaleros, "todo un reto, pero el Camino es libertad, es disfrutar de la naturaleza y la cultura, hay que animar a las personas a que vengan, siempre con precaución, porque la vida tiene que seguir".
