Muchos, aunque distanciados. Los deportistas amateurs se dieron en la mañana de este sábado el madrugón y tras semanas de confinamiento bastaron las primeras carreras para que muchos reconociesen la baja forma; "las tablas de ejercicios en casa han servido de mantenimiento, pero no lo bastante para entrenar", recuerda Javier Pérez, uno de los pontevedreses que se calzó las zapatillas a primera hora.

Como él, que corrió por el barrio de Campolongo, cientos de runners se dieron cita esta mañana en la Illa das Esculturas o en otras zonas de la ribera del río. Varios, como Alberto Pontes, explican a FARO que salieron de casa "a las 6, cuando se permitía, no aguantaba de la ansiedad".

Las bicicletas tampoco faltaron en esta mañana deportista que dará paso en muchos casos a unos días de fuertes agujetas.

A las diez tomaron el relevo mayores como Guillermo Arias, que explica que "no estuve todo el tiempo confinado sino que salía para comprar comida y la prensa, pero ahora que nos dejan voy a pasear dos horas. Vine por el paseo de Marín dando una vuelta a Pontevedra", explica en la Alameda.

A unos metros, en el paseo sobre el Gafos, Pili Dapena y Víctor Rey disfrutan de su primer paseo. El confinamiento, explican, "ha sido tanquilo, lo peor no ver a sus nietos", en su caso especialmente a la benjamina de la familia, que nació el pasado mes y a la que aún no han podido conocer.

Como ellos, no pocos aprovecharon para realizar compras (el Mercado registró esta mañana colas en distintos momentos, al igual que varios supermercados) y disfrutar de la naturaleza. La mayoría, al igual que los deportistas, avanza que repetirá esta tarde.