Este año la joyería Ferse celebra su 40 aniversario. Guillermo Fernández, jubilado desde hace cuatro, abrió su primera tienda en la calle Cobián Roffignac. Ahora cuentan con dos, en Daniel de la Sota y la Oliva. Su hijo Jorge Fernández está al cargo desde 2007. Es evidente su mano en la modernización del negocio.

El padre comenzó en el oficio con 19 años, en un taller de joyería en Valdecorvos. Tras trabajar en una tienda varios años, decidió montarse por su cuenta, un trabajo constante que la segunda generación ha sabido prolongar.

"Donde más nos matan las ventas en internet es relojería", reconoce, para añadir que, afortunadamente, cuentan con clientela de varias generaciones. "Lo más bonito de este negocio es el público", confiesa.

Con seis trabajadores, el reto ahora es seguir creciendo "un poco más", afirma su hijo, que destaca la atención personalizada en una tienda a pie de calle.