Alumnos de colegios asociados a la Unesco se dieron cita ayer en el Pazo da Cultura para conmemorar el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una efeméride que les dio pie a la reflexión. Y es que los escolares cuestionaron, utilizando la música y la poesía como elementos transmisores, por qué no todos los niños del mundo cuentan con los mismos derechos.

El alcalde de Pontevedra, la subdelegada del Gobierno, la diputada de Cohesión Social e Xuventude, la comisaria provincial de la Policía Nacional y el director xeral de Centros de la Xunta dieron lectura a diferentes artículos de la Declaración Universal y que les dieron pie a compartir reflexiones con el alumnado. Estíbaliz Palma, comisaria provincial, invitó a los escolares, por ejemplo a ver a los agentes policiales como personas "que siempre os van a ayudar, a proteger y a servir". Les informó además que no todo los países del mundo disponen de fuerzas de seguridad cuya prioridad sea "el cuidado de los ciudadanos: los niños, los abuelos y los discapacitados principalmente".

Coordinados por Luisa Márquez, profesora del IES Luis Seoane y responsable en Galicia del proyecto de escuelas asociadas a la Unesco, alrededor de 800 escolares fueron subiendo al escenario asumiendo el protagonismo de la celebración.

Escolares de los colegios Isidora Riestra, de Poio, del CEIP Álvarez Limeses de Pontevedra, del colegio público Toural de Vilaboa y del Sagrado Corazón de Pontevedra, entre otros, lograron arrancar las sonrisas y los aplausos de sus compañeros con representaciones muy elaboradas en algunos casos.

Los derechos de los niños, a los que no están dispuestos a renunciar ni a que ningún menor lo haga, fue el centro más de una de las reflexiones compartidas en el Pazo y que, los escolares de Pontevedra, saben que se incumplen en buena parte del planeta.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, supuso el primer reconocimiento internacional de que los derechos básicos y las libertades fundamentales son inherentes a todas las personas, independientemente del lugar de residencia, el sexo, el origen nacional o étnico, el color de piel, la religión, el idioma o cualquier otra condición. El texto incluye en total treinta artículos que hacen referencia a derechos tanto personales como comunitarios.