El Concello y la Diputación tienen en cartera la forma de varios convenios para la recta final del mandato. El más ambicioso es el relativo a la red viaria del futuro hospital único de Montecelo, aunque también hay otro previsto para acometer conjuntamente la mejora urbana del barrio de Mollabao. La entrada de la Diputación en este último acuerdo facilitaría la ejecución del vial de conexión entre la PO-546 y la autovía de Marín. De este modo, se agilizaría una obra que no figura en el Plan de Urbanismo, como ha alertado la Xunta.

Pero al margen de estos dos convenios, a los que se podría sumar otro para infraestructuras deportivas, ambas instituciones han negociado otro acuerdo de menor calado pero muy llamativo. Se trata de que el puente sobre el Lérez en Monte Porreiro y la carretera que llega hasta las inmediaciones del monasterio de San Benito, que ejecutó la Diputación hacia siete años, pase a manos municipales.

El acuerdo, ya negociado entre ambas partes, no solo resolvería el "vacío" administrativo que hay desde entonces sobre la titularidad de ese vial, sino que permitiría comenzar un mantenimiento del que ha carecido en estos siete años. El puente se abrió el penúltimo día de 2011. El convenio en marcha emplaza a la institución provincial a subsanar todas las deficiencias detectadas y será después de esos arreglos cuando el Concello asuma su titularidad.

Deficiencias detectadas

Un informe técnico municipal detalla que no hay constancia oficial en el Concello sobre la fecha exacta de conclusión de las obras ya que "la Diputación no aportó la preceptiva acta de recepción de las obras" ni documento formal de transferencia, de modo que nunca llegó a ser municipal.

El mismo informe señala que "desde entonces, la obra fue entregada al uso público y cumple adecuadamente las funciones para las que fue concebida", entre ellas facilitar la conexión entre la N-550 en Médico Ballina y Monte Porreiro y de este modo, abrir un nuevo acceso rodado al hospital Montecelo.

Sin embargo, pasados siete años, "el paso del tiempo y la falta de mantenimiento provocaron algunas circunstancias que deben ser corregidas antes de que la administración municipal asuma las responsabilidades propias del titular de la vía".

Esas reparaciones y mejoras son las siguientes: "limpieza y desbroce de los márgenes; reposición de la señalización horizontal, incluyendo el repintado de la zona de coexistencia entre peatones y bicicletas; reposición del balizamiento; demolición del resalto existente antes de la glorieta de Médico Ballina y su sustitución por un lombo reductor de la velocidad con meseta y que ocupe la totalidad de la calzada y del espacio peatonal-ciclista; instalación de un nuevo lombo de características similares al anterior; y por último, limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora".

En varias ocasiones hubo quejas por las deficiencias de la señalización horizontal, que apenas es visible, en especial en el espacio destinado a peatones y ciclistas.

El viaducto, de 670 metros, rondó los seis millones de euros y fue ejecutado por la Diputación sobre un proyecto del Concello. En su diseño se estimó que daría servicio a unos 7.000 vehículos que circulan diariamente entre la rotonda de Médico Ballina y Monte Porreiro y que hasta entonces tenían que pasar por el centro de la ciudad.

El primer tramo incluía el viaducto y el vial hasta San Benito y después se prolongó hasta la N-550 con un tramo de 540 metros de longitud.

El vial completo cuenta con dos carriles de 3,5 metros, arcenes de un metro y en uno de los márgenes un carril bici de 2,5 metros.