Asmaa Ez es marroquí de nacimiento, aunque ya lleva más años viviendo en la comarca de los que pasó en su país. Llegó cuando tenía solo 10 junto con sus cinco hermanos y su madre para reunirse con su padre, que había emigrado con anterioridad en busca de un futuro mejor para su familia. La primera parada fue en Vilaboa, pero ahora Asmaa Ez ya vive en Pontevedra.

"Lo más difícil al principio fue el idioma, pero al ser una niña no te cuesta tanto como si eres un adulto. Te adaptas al ritmo de tus compañeros", asegura la joven, de 25 años.

Ni entonces ni ahora se sintió víctima de actitudes racistas ni xenófobas, por lo menos no explícitas. Tal y como está la situación en su país confiesa que prefiere seguir viviendo aquí. "Pero no por los motivos que la gente pueda creer. En Marruecos las mujeres también trabajan, no solo los hombres", recalca.

Estudia un ciclo superior de Administración y Finanzas. Mientras tanto, ayuda a la familia en la venta de su puesto en ferias y mercadillos.

Asmaa Ez no utiliza pañuelo sobre el cabello y explica con toda naturalidad y libre de prejuicios que es una decisión personal. "No es por un motivo religioso, sino porque yo creo que si lo usas debes hacerlo siempre, ser consecuente", apostilla.