El colegio Sagrado Corazón de Placeres comenzará mañana viernes los actos de celebración de su centenario, que se prolongarán a lo largo de todo el curso escolar.

El acto tendrá lugar a las 19.00 horas en el salón social del colegio y tendrá un caracter especialmente emotivo, ya que rendirá homenaje a LuisaVázquez de Silva, Lulú, una pontevedresa que a sus 108 años de vida forma parte de la historia viva de un centro escolar en el que ingresó tan solo un mes después de su inauguración, en febrero de 1919. Junto a ella estarán descendientes de Avelino Montero Ríos, la familia que en su momento cedió el edificio a las religiosas para que fuese dedicado a la formación. Varios miembros de esta familia, que se han mantenido a lo largo de las distintas generaciones vinculada al colegio, se desplazarán desde Madrid para participar en este acto.

Hasta Placeres llegará también María José Domínguez Bonet, coordinadora general de los colegios Sagrado Corazón de toda España, así como diferentes autoridades locales.

Patricia Dias Montenegro, coordinadora pastoral y una de las responsables de la organización del centenario, asegura que el acto de este viernes pretende recordar al celebrado el 7 de octubre de 1918, al contar con un número similar de autoridades, antiguos directores, religiosas que formaron parte de la vida del colegio, una representación de antiguos alumnos, profesores, directores de otros alumnos y una representación de padres y alumnos actuales.

Como en 1918 habrá un discurso institucional, esta vez a cargo de María José Domínguez Bonet, una presentación audiovisual conmemorativa de la historia del colegio, la experiencia de una ex alumna Teresa Orjales, actual embajadora de España en Estoniay una actuación musical que pondrá el broche de oro, como en 1918, con "Negra Sombra", reconocida poesía de Rosalía de Castro.

Patricia Dias destaca la implicación de las primeras religiosas que llegaron a Placeres procedentes de Madrid que, con un total desconocimiento del idioma, prepararon canciones y recitaron poesías escritas en gallego, tanto de Rosalía de Castro como de Juan Bautista Andrade.

En sus inicios, el centro contó con la labor de 12 religiosas coordinadas por la Madre Dolores Dorda, quién ya en su carta de presentación sentará las bases de lo que será una constante en la pedagogía del centro: "Tener en cuenta las aptitudes naturales de cada alumna de forma individualizada" así como preparar "a estas niñas de hoy como mujeres del mañana".

Aquel primer curso comenzó con 25 alumnas y el plan de estudios inicial incluía geografía e historia, gramática, literatura, aritmética, música y canto, idiomas y labores.

Las buenas críticas desencadenaron un aumento de la matrícula y éste provocó la necesidad de aumentar las instalaciones. Las religiosas fueron adquiriendo autorización de las administraciones para ocupar nuevos espacios de la zona marítimo-terrestre para jardines de recreo y para la práctica de deportes.

Los edificios también requirieron ampliaciones que fueron acometiéndose de forma paulatina hasta alcanzar la dimensión actual gracias a una donación de Dolores Montero Ríos, hija de Avelino Montero Ríos.

Homenaje a Lulú Vázquez

María Luisa Vázquez de Silva, Lulú, que estos días se encuentra convaleciente tras una intervención quirúrgica, es la única superviviente del primer curso impartido en el Sagrado Corazón, integrado por 25 alumnas.

A lo largo de su vida Lulú Vázquez se ha mantenido en contacto con el colegio, participando en todas las celebraciones y acudiendo al centro siempre que su presencia es requerida.

Con frecuencia comparte su experiencia estudiante, totalmente fresca en su memoria, con los nuevos alumnos del colegio. Reconoce que el colegio es como su casa. Entró con 9 años y estuvo interna hasta los 17, junto a sus dos hermanas mayores.

Y es que el régimen del colegio en sus orígenes era de internado y Lulú Vázquez solo volvía a su casa familiar en vacaciones y algún día festivo en el que se le permitía abandonar el recinto escolar.

Esta es una de las anécdotas que más sorprende a los actuales alumnos del Sagrado Corazón, ya que además de los numerosos cambios que ha sufrido el modelo educativo en este siglo en materia de horario de clases y materias a impartir, a los escolares les llama la atención el hecho de que se pudiese pernoctar en el colegio.

Cuatro generaciones de la familia de Lulú Vázquez se han formado en el Sagrado Corazón de Placeres, algo que la enorgullece y que es buena prueba del peso que el centro tiene en la formación de esta familia pontevedresa.