Los Premios Extraordinarios reconocen el esfuerzo y dedicación de los mejores alumnos de Bachillerato. En esta edición, la consellería otorgó el galardón a los pontevedreses, Ana María Beloso del IES Gonzalo Torrente Ballester y a Carlos Ben Arribí y Lara San Martín Suárez del IES Valle-Inclán. Cada galardón está dotado con 1.000 euros y están exentos durante el primer año del pago de los precios públicos por matrícula en el primer curso de los estudios superiores en un centro público.

"La constancia", según Lara y "fijarse metas realistas pero al mismo tiempo con ambición, rechazar el conformismo", indica Carlos, son las claves para lograr sacar en el Bachillerato una media de 10. La primera se encuentra ahora en Barcelona, donde cursa el doble grado de Matemáticas y Ingeniería Física en la Universidad Politécnica tras acceder al programa CFIS que selecciona a 40 estudiantes de toda España. En el caso de Carlos, su vida también se ligará a las Matemáticas, estudiando el título de grado en la Universidade de Santiago de Compostela.

Los dos estuvieron pronto ligados a las matemáticas. En el caso de Lara, lo tenía claro desde joven. Carlos confiesa que no siempre lo tuvo tan claro: "En primero de ESO con el profesor Ignacio Touza me hizo ver las matemáticas no como unas reglas que hay que aprender porque sí, sino que es un método". Precisamente debido a ello ve su futuro ligado a la docencia. "Me atrae el hecho de que las matemáticas sean una ciencia deductiva, en la que se sacan unos teoremas a partir de otros, es un proceso", indica.

Precisamente a eso quiere ligar su futuro. "Muchas veces no se muestra el proceso, enseñan las matemáticas porque sí y no el método que hay detrás. Me gustaría ser capaz de que los alumnos que tuviese entendiesen las cosas, de que entiendan e proceso más allá de que memoricen reglas matemáticas", afirma Carlos.

Por su parte, Lara espera dedicarse más a la investigación. Aunque reconoce que no es algo que tenga fijado. "Puedo cambiar de idea, sobre todo ahora que estoy en otra ciudad y viendo cómo es la universidad", indica.

Para Lara las ciencias y las artes no están reñidas, al igual que ser una de las mejores alumnas de Bachillerato de Galicia y, al mismo tiempo, sacar el grado profesional de conservatorio de piano. No sólo lo logró, sino que lo hizo en último año de Bachiller, compaginando los conciertos de piano con la preparación para la Selectividad. "Se puede llevar una vida normal y sacar buenas notas. En mi caso pude compaginar el piano, pero es como un trabajo extra", señala. Ahora tiene un problema: "no tengo piano en Barcelona y o compro uno o me lo traigo de Pontevedra. No me gustaría dejarlo", afirma.

Las aficiones de Carlos, en cambio son "pasear y hacer senderismo". Precisamente ahora instalado en Santiago, una de las cosas que más echa de menos son "los paseos". "En Pontevedra se puede ir a todos los sitios en 5 o 10 minutos, en Santiago es más complicado. Como en Pontevedra en ningún sitio", mantiene el joven. Lara opina igual: "Siempre queda la morriña. No es lo mismo Pontevedra que Barcelona, ahí tengo a la familia"