Los usuarios del parque situado en la calle Alemania, en Monte Porreiro, se han decidido estos días a limpiar las pequeñas instalaciones para garantizar que los niños puedan disfrutar de este entorno en unas condiciones de salubridad dignas.

La iniciativa partió de dos abuelas, María del Carmen Lis y Olga Prado, que cada día acuden a este parque, el único infantil que hay en el barrio. "Han pasado años sin que nadie viniese por aquí a limpiarlo", aseguran.

Denuncian el alto grado de suciedad y abandono que caracteriza a toda la urbanización y que achacan, principalmente, al hecho de que el Concello permite que un solo barrendero se ocupe de todo. "Y no viene todos los días, solo tres o cuatro a la semana".

Aseguran que se encarga de que el otro parque "que es más grande" esté "un poco limpio". Pero al de la calle Alemania "ni se acerca y éste es el único en el que pueden jugar los niños más pequeños".

María del Carmen Lis acude con sus nietos, aunque una vez allí se convierte "en la abuela de todos. Yo cuido de los pequeños de todo el entorno . Y estaba ya harta de esta situación. Excrementos de perros, hojas del otoño pasado, basura, las papeleras que rebosaban porquería". Así que ambas mujeres se hicieron con sendas escobas y demás utensilios necesarios y realizaron una limpieza en profundidad del parque.

"Sacamos de aquí un montón de sacos de basura. Fue algo increíble", afirma María del Carmen Lis.

Y están dispuestas a repetir la operación las veces que sea necesario. "Al Ayuntamiento debería darle vergüenza que las abuelas tengamos que limpiar los parques para nuestros nietos; allá ellos, parece que los vecinos de Monteporreiro no contamos para el Concello de Pontevedra", añaden.

En esta zona, aseguran, conviven "con ratas y avispas de un tamaño que no es normal. Hay que estar aquí para verlo".

No entiende la "desidia" del gobierno local, con quien han intentado reunirse en numerosas ocasiones sin haber obtenido por el momento respuesta alguna, según aseguran.

Se quejan también del estado de los bancos que se extienden por todo el barrio, en avanzado estado de deterioro, lo que les impide disfrutar de un lugar donde descansar y pararse a charlar, "elementos importantes en ese modelo de ciudad del que presumen".

El descontento en el barrio es general y los vecinos utilizan las redes sociales para divulgar su disconformidad con la falta de implicación de la administración local en el barrio. Sin embargo lamentan que "nada tiene repercusión. En el Concello hacen oidos sordos y por aquí no pasa nadie para interesare por la urbanización", concluye.