Carmen Martínez no tiene ninguna duda. Se trata de una industria agraria incipiente pero con gran potencial, tanto por la calidad de la oliva como por el interés de agricultores y de los propios consumidores.

En paralelo al estudio de qué variedades serán más adecuadas para cada tipo de suelo, Carmen Martínez cree que hay que iniciar la tramitación de una denominación de origen que certifique la trazabilidad del producto.

Además, Carmen Martínez anima a sus colegas científicos a profundizar sobre la historia del cultivo del olivo en Galicia. "Sería una buena forma de apoyar esta industria. Se conservan almazares y hay lugares donde recuerdan hacer aceite en casa".